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COLUMNISTAS


Generación eléctrica descentralizada

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 24 enero, 2022


Las tendencias apuntan a que dentro de unos 15 años la mayoría de los automóviles serán eléctricos que cargarán sus baterías con la energía generada en paneles solares en sus hogares. Muchas empresas generarán de fuentes renovables su propia electricidad. Las redes de distribución eléctrica recibirán la energía de los grandes generadores, en primer lugar del ICE con sus represas y producción geotérmica y eólica. O tal vez, con sabiduría, el país habrá antes vendido esas obras, concentrado al ICE en distribución y pagado las deudas de esa institución para bajar los costos de la electricidad. Pero también entrará a las redes de distribución los sobrantes de la producción de los hogares que los distribuidores compren de conformidad con la demanda y las determinaciones del operador del sistema. Otra parte de la producción de los hogares la acumularán en baterías para su eventual consumo.

Esa producción descentralizada de electricidad con fuentes renovables es la generación distribuida.

Desde el 10 de diciembre recién pasado es Ley de la República la No. 10.086 de Promoción y Regulación de Recursos Energéticos Distribuidos a Partir de Fuentes Renovables.

Es una importante legislación que debió haber sido aprobada hace ya muchos años, y su no existencia a retrasado la modernización de nuestro sistema eléctrico. Este debe evolucionar del modelo centralizado con grandes obras de producción de electricidad por fuentes hidráulicas, geotérmicas y eólicas que fue muy valioso en el pasado, a uno que integre mayor descentralización, con uso de energía solar y con unidades generadoras mucho más pequeñas. Esto nos permitirá tener acceso a electricidad con menores costos.

Claro que es importante que el acceso a electricidad de costo adecuado y no de los muy altos actuales esté disponible para todos y no solo para quienes tengan capacidad financiera para instalar los sistemas de generación distribuida. Hoy las familias con muy bajo consumo tienen tarifas preferenciales, pero eso no es así para las familias de ingresos medios. Por eso es importante que sea claro y preestablecido el procedimiento y condiciones para poder instalar los equipos para generación distribuida. En esas condiciones se abren mayores oportunidades para que surjan empresas que ofrezcan la instalación de estos sistemas en hogares con ingresos módicos y pequeñas empresas, con paquetes que incluyan el equipo, la financiación y la ejecución de los trámites para su puesta en marcha.

Con generación distribuida cada casa o pequeña empresa puede generar electricidad para su propio consumo con fuentes renovables, básicamente con paneles que capten y conviertan en electricidad la energía solar. Es esencial que puedan los pequeños generadores conectarse a la red de distribución con los excedentes. Así se adiciona electricidad de muy bajos costos para la red eléctrica nacional. Además, esta modalidad adquiere cada día mayor importancia ante la posibilidad de que con el desarrollo de mejores y más baratas baterías se puede acumular parte de la energía generada, lo que será de especial utilidad ante el uso cada día mayor de automóviles eléctricos. Uno de los mayores problemas para la masificación del transporte eléctrico es el acceso a los sitios de carga, lo que se facilita si las personas pueden establecerlos en su propio hogar. Claro que la generación distribuida no es toda la solución para el problema de la nueva red de recarga para vehículos eléctricos que será necesaria, pero ayuda a disminuir el problema pues permite descentralizar su atención.

Se había venido operando en el país con base en el “Reglamento generación distribuida para autoconsumo con fuentes renovables modelo de contratación medición neta sencilla”, con relativa facilidad mientras solo fuese para autoconsumo, pero con enormes limitaciones para la posibilidad de interconectarse con la red del distribuidor. Por ejemplo, se establece en ese decreto de 2015 en el artículo 12 c) que corresponde a las empresas distribuidoras: “Establecer las metodologías, procedimientos, requisitos, plazos, condiciones técnicas y cualquier otro requerimiento necesario para la implementación de la actividad de generación distribuida para autoconsumo, de acuerdo a la especificidad de cada empresa distribuidora.” Además, según el artículo 19 a) “Previo a instalar el sistema de generación distribuida para autoconsumo deberá obtener la autorización por parte de la empresa distribuidora para su instalación.” Por otra parte, en esa reglamentación está a cargo del mismo distribuidor dar o no la aprobación para que un abonado instale un sistema de generación que pueda ser interconectado, y también determinar la capacidad de su sistema de distribución en el circuito respectivo para asumir la oferta de los pequeños generadores.

El ICE y su subsidiaria la Cía. Nacional de Fuerza y Luz y cada día más las cooperativas que hacen distribución regional y se han lanzado a generar su propia electricidad ante las altas tarifas del ICE, son empresas distribuidoras y generadoras. Por lo tanto, tienen mayor interés en vender su propia generación eléctrica que la de terceros. Al dárseles el poder de determinar cuando y a quien darles contratos de generación distribuida se les hizo muy fácil limitar el surgimiento de esa actividad.

No es por casualidad que a pesar del tradicional avance en el campo de la electricidad que Costa Rica ostentó en América Central, hoy seamos el país con menor generación solar en la región. Más bien indica la razón de ese atraso el hecho de que en el Plan de Expansión de la Generación para los próximos 15 años elaborado en 2020 por el ICE ni siquiera se mencione la energía solar ni las baterías.

La nueva ley mejora estas condiciones en favor de quienes operen como generador distribuido. Ahora corresponde a ARESEP determinar la mayor parte de los procedimientos y condiciones, los precios para las transacciones y se eliminan límites caprichosos como el de que solo se podría intercambiar por parte del generador distribuido un 49% de su producción total. Claro que el resultado real de estos cambios depende de la forma en la cual en los 6 meses posteriores a la publicación de esta ley el Poder Ejecutivo la reglamente, y a las disposiciones que determine la ARESEP en el año posterior a esa publicación “para fijar las tarifas y los instrumentos regulatorios que sean necesarios para la adecuada integración de los recursos energéticos distribuidos que se interconecten a las redes del SEN”.

La nueva ley desdichadamente no elimina la prohibición de poder generar energía con fuentes renovables para autoconsumo en un lugar diferente al sitio en que se produce, lo que incluso impide que quien no tiene techo para los paneles solares (cómo por ejemplo empresas en un edificio urbano) pueda autoabastecerse.

Este es un paso importante, aunque limitado y parcial, en el camino para cambiar el modelo de generación y distribución de electricidad para hacerlo más descentralizado, competitivo y eficiente, con el ICE como gran operador de generación y distribución, pero con participación de otros actores. Si se hubiese aprobado el proyecto que planteamos desde la campaña de 1998 se habría evitado los altos costos de las obras y la ineficiencia en su gestión, que nos ha llevado a los increíblemente altos precios de la electricidad que hoy afectan nuestra producción económica y el bolsillo de los hogares. Lamentablemente se impidió su aprobación con mentiras y acciones ilegales en las calles.

Hoy tendremos que enfrentar un cambio más lento para poder ir bajando los costos del ICE al tiempo que se incrementa la generación con recursos renovables con costos mucho menores. Esta es una transformación que es hoy más difícil que cuando se planteó, pero que para beneficio de la justicia y la eficiencia es imprescindible.

Otro problema de diseño institucional remanente es que el operador del sistema eléctrico nacional en nuestro país es el Centro Nacional de Control de Energía que pertenece al ICE. A esa entidad le corresponde “planificar, dirigir y coordinar la operación del sistema eléctrico nacional y del mercado eléctrico nacional para satisfacer la demanda eléctrica del país, así como la coordinación y ejecución del trasiego de energía a nivel regional”. Es muy inconveniente que esa tarea la desempeñe un generador o un distribuidor de electricidad, y menos el mayor generador y distribuidor nacional. Es muy difícil actuar objetivamente cuando se es juez y parte. Por eso es importante y urgente independizar el Centro Nacional de Control de Energía, tal vez pasándolo al MINAE con sus costos a cargo del gobierno central. Hacerlo es necesario no solo para operadores de generación distribuida, sino también para todos los generadores y distribuidores, y sobre todo para los consumidores en hogares y empresas.

A la par de este cambio es necesario que la ARESEP modifique sus procedimientos para dejar la fijación de tarifas con base en costo de los operadores, y pasar a hacerlo con base en las mejores prácticas aplicables en cada caso. De esta manera se deja de recompensar la ineficiencia.

Modernizar nuestro sistema eléctrico es una tarea que quedó pendiente hace 22 años. Si no la emprendemos tendremos dificultades para ser competitivos y además, los cambios tecnológicos con la disminución de costos de generación solar y la mayor capacidad y menores precios de las baterías pueden tornar obsoleto al ICE.

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