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COLUMNISTAS


Hábitos de comida en la navidad

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 22 diciembre, 2021


Es la época del año cuando muchos costarricenses comen más. En los diez días últimos del año cada adulto puede comer hasta 50 tamales, ricos todos, mientras que visita a sus familiares o en hogar propio. No comer el tamal que le pone en frente la “Tía Grace” es insultarla; igual con la suegra, la cuñada, la prima y otras todas con su confección tamalera. Sin duda todos son deliciosos y cada uno tiene sus ingredientes especiales. Las panzas, las caderas y otras partes del cuerpo exhiben el sobrepeso cuando estos consumidores de mucho aparecen en la playa para el fin de semana de año nuevo.

Todo de esto tendría su gracia si no fuera por el hecho que 29 por ciento de la población adulta ya es obesa; son 700 mil mujeres y hombres que cargan 15 kilos o más de exceso con todas las implicaciones del caso. Aparte de ser más vulnerables frente al Covid 19, tiene más posibilidad de tener diabetes, alta presión y otros malestares que amenazan con cortarles la vida.

¿Qué debe hacer la persona esta Navidad para evitar, a través de la comida ofrecida con cariño, un sobrepeso no deseado? Si la tía ofrece el tamal navideño de siempre, ¿cuáles son las opciones? La primera es decirle “Tía estoy mal de la panza y no puedo. Muchas gracias y el año entrante.” Hay varias excusas, ninguna que va a aceptar con mucho gusto la tía, pero es la salud de uno. La alternativa es no visitar la tía, que hasta un cierto punto es cruel.

El control del peso no es solo un proceso de controlar el consumo de alimentos; también es uno de “quemar calorías” haciendo ejercicio. Con un ejercicio fuerte que le quema 400 calorías en una hora le abre el espacio para comer dos tamales ese día sin que surten efecto. Los maratonistas y otros de ejercicio extremo pueden comer lo que les da la gana sin que les afecte.

Hay que recordar que hay otros 700 mil adultos que por estar viviendo en la pobreza tendrán muy poco para comer en esta Navidad. Mientras que los gordos y obesos están tratando de no comer tanto, estas personas en apuros salivarían si pensaran que pudieran comer algunos de esta sobre producción de tamales. Quizás se le pudiera pedir a cada señora que confecciona tamales que guarde unas seis piñas para regalar a los vecinos que no tienen nada. Eso sí sería un gesto bien dentro de lo que es el espíritu de la Navidad.

¿Y los menores de edad? Cada vez se notan más adolescentes, de ambos sexos, que son notablemente gordos. Hay que motivar a los jóvenes a “que se mueven.” El cuerpo llora por el ejercicio y vivir sedentariamente como adolescente va en contra de todo. Es la mejor época del año -- motiva salir afuera a correr, brincar, saltar y caminar.

Habrá que reeducar a la “Tía Grace” para que produzca tamales “light.” Así todos los comerán.

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