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Domingo, 29 de diciembre de 2024



COLUMNISTAS


Hacia la reconstrucción de Siria

Óscar Álvarez Araya oalvarezcocr@gmail.com | Jueves 26 diciembre, 2024


El presidente de Turquía Recep Erdogan y el primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu son los dos principales ganadores internacionales de la caída de Bashar Al-Assad. Desde la lejana América Latina los gobiernos de Cuba, Venezuela, Brasil y Nicaragua han lamentado su final.

En Damasco ha tomado el poder un conjunto de fuerzas heterogéneas dentro de las cuales destaca como hegemónica la Organización para la Liberación del Levante o Hayat Tahrir Al Sham (HTS), cuyo líder es Abu Mohamed al Jolani.

La organización HTS es de orientación islámica sunnita y fue anteriormente la rama Siria de Al-Qaeda y tuvo lazos con el Estado Islámico. Incluso en las páginas del Departamento de Estado al Jolani aparece en la “lista de terroristas globales especialmente designados” desde el año 2013.

Sin embargo al Jolani se ha quitado su turbante y su nombre de guerra y ha vuelto a su nombre original que es Ahmed Husein al-Charaa y ahora se presenta como un rebelde moderado, ofreciendo encabezar un gobierno que respete a las minorías étnicas y religiosas en Siria. Ha dicho que ya no es el que luchó contra las tropas de los Estados Unidos en Irak y que no es lo mismo tener 20 años que 30 o 40 años, y que el ha madurado y ya no desea enfrentarse a las potencias occidentales. Incluso ha manifestado que: “Estamos abiertos a la amistad con todos en la región, incluido Israel.” No solamente ha habido cambios en la personalidad de al Jolani sino también en los aliados que ahora aparecen detrás de HTS,

Desde hace un tiempo la HTS de al-Charaa ha contado con el apoyo de la Turquía del presidente Recep Erdogan, que le brindó territorio, armamento, entrenamiento militar y asistencia financiera. Recordemos que Turquía es miembro de la OTAN y mantiene lazos con potencias occidentales y promovió con su inteligencia la lucha de los rebeldes contra el régimen de Damasco. Pero también Turquía es una potencia regional islamista que durante la guerra civil adversó a Bassar al-Assad y tiene aspiraciones de aumentar su perfil añorando los tiempos del Imperio Otomano.

Está emergiendo en Damasco un nuevo gobierno islámico sunnita de la HTS de al-Charaa. Ya incluso se nombró como nuevo primer ministro a Mohammed al Bashir, ingeniero con estudios en Sharia o Ley Islámica. Y ya tuvieron lugar las primeras reuniones entre el Ministro de Relaciones Exteriores de Turquía y el nuevo gobierno. Incluso ya se establecieron contactos entre personal británico, francés y estadounidense y las autoridades de HTS.

El gobierno naciente se perfila como aliado del presidente Erdogan, hasta el punto de que ya se empiezan a definir planes y papeles para Turquía en la reconstrucción de Siria después de la larga guerra civil que se prolongó durante 13 años. Habrá mucho por hacer en una Siria que ha quedado con una tasa de pobreza de 70% y una infraestructura prácticamente inutilizada.

El estado de Qatar también ha quedado bien posicionado ya que apoyó a los rebeldes y ya realiza sus primeros contactos con el nuevo gobierno de HTS.

El nuevo gobierno no parece ( hasta el momento) ser aliado ni de Teherán ni de Rusia.

En términos estrictamente de “correlación de fuerzas” el otro ganador del cambio de régimen es el primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu, quién ha visto caer a un actor internacional (Bashar al Assad) que representaba nada menos que el aliado principal de Irán en la región. Sin embargo las Fuerzas de Defensa de Israel con la participación de 350 aviones de combate se han lanzado a la destrucción del 80% de la capacidad estratégica del ejército sirio, anticipándose a la posible utilización de dichos recursos militares por parte del nuevo gobierno de HTS y sus aliados.

En cuanto a Rusia, están en riesgo su base naval de Tartús y su base aérea de Jmeimim, ambas con acceso al Mediterráneo. Perderlas sería un enorme revés estratégico para Vladimir Putin y para el interés nacional ruso.

Desde la lejana América Latina, los gobiernos de Cuba, Venezuela, Brasil y Nicaragua son los que han lamentado la caída de Bashar al Assad.

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