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COLUMNISTAS


¡Hay que mejor la calidad de la educación!

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 26 febrero, 2020


Ahora que Costa Rica está a punto de entrar a La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE, un gran logro, esa institución basada en Paris realizó un estudio del sistema educativo nacional. Un hallazgo es que el país gasta más en educación per cápita que varios de los miembros de la OCDE pero que esa inversión ha producido los peores resultados.

El problema no radica con el dinero que se emite cada año para mantener el sistema educativo si no que está en la calidad de la docencia. Desde 1847 cuando el Dr. José Castro Madriz logró que se estableciera la educación universal (mujeres y hombres) y obligatoria siempre ha existido un compromiso de los costarricenses con el principio de la necesidad de una preparación formal de los niños. Nunca ha habido diferencias sobre el principio básico, pero sí sobre el contenido y sobre la formación de los docentes.

La iglesia católica siempre ha mantenido una influencia fuerte con respecto al contenido y aun en el Siglo XXI sigue la discusión, especialmente cuando se trata de los cursos de ética y de educación sexual. Los evangélicos, que poco a poco han ido ganando fuerza, comparten muchas de las posiciones de los romanos.

Pero ahora con la globalización y con la revolución tecnológica se oyen más quejas sobre “el producto” de este proceso educativo. Aparecen bachilleres que apenas pueden leer y escribir y que jamás pueden ganar el examen de admisión de la Universidad de Costa Rica UCR. Los patronos se quejan de la mala ortografía de los profesionales graduados de la UCR, de la UNA y también de los centros de educación superior privados. Todos los profesionales recién graduados, sin excepción, saben como operar un teléfono móvil, pero lo que escriben no es aceptable según las reglas de la Academia Real Española.

La economía nacional es una con orientación exportadora de productos y servicios, y el idioma en que se opera es el inglés. Ya el país oficialmente se ha comprometido a convertirse en uno bilingüe en ese idioma. ¿Cómo lo va a lograr cuando la mayoría de los docentes universitarios no sepan que quiere decir “good morning?” Y peor aún, los profesores de ese idioma en los colegios en su mayoría no lo hablan y escriben bien.

El Ministerio de Educación está introduciendo un examen de idoneidad para todos los docentes después de descubrir que la posesión de un título en educación de una universidad nacional no garantiza en absoluto que la persona sepa como enseñar. Los sindicatos de los educadores, dominados por enemigos de la globalización, la calidad y sobre todo el inglés (según ellos el idioma del “imperio”) se oponen al examen. El examen no es solo del inglés si no que tiene su enfoque en la capacidad de interesar y retar a los jóvenes en una gran diversidad de temas indispensables para que puedan algún día competir en el mercado laboral.

¡No hay que aflojar! ¡El examen de idoneidad es indispensable!


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