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COLUMNISTAS


Igualdad de derechos de la mujer: el cambio más radical de esta época de cambios

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 14 marzo, 2022


Desde el Renacimiento hemos vivido 500 años de grandes transformaciones, y el cambio se ha venido acelerando. A mi entender el mayor de los cambios que se ha producido es la liberación de la mujer.

Pasamos de un tiempo donde sí una persona hace mil años se dormía durante cien años en su rancho en el campo o en su habitación en una aldea, al despertar no encontraba mayores diferencias.

Eran tiempos donde el conocimiento se buscaba en los escritos de los grandes pensadores del pasado, y en las normas de la religión.

Irrumpió la ciencia y cambiamos a tratar de descubrir las relaciones entre las cosas y entre las personas buscando las regularidades que se dan en la naturaleza y en la sociedad. La experimentación sustituyó al conocimiento basado en la autoridad de quien lo había afirmado.

Los grandes descubrimientos geográficos, y el encuentro entre diversas culturas, aunque a veces fue dramático por las guerras, la esclavización de pueblos y el contagio de enfermedades que produjo también amplió la posibilidad de intercambios y enriqueció a la humanidad con aprendizajes recíprocos.

Son los siglos cuando se dan las sucesivas revoluciones industriales: los telares mecánicos, el uso del vapor en máquinas, en el tren y los navíos, la electricidad, el motor de combustión, el automóvil y los aviones, las cadenas de montaje, la energía nuclear, el viaje a la luna, la computación, la informática, la automatización y ahora la inteligencia artificial, la Internet de las cosas.

Es también en este período cuando las viejas practicas de la democracia de las ciudades estado griegas, preservadas en los libros y rescatadas años atrás en las vivencias de algunas ciudades tienen apogeo en estados italianos, cuando filósofos políticos reviven la búsqueda de las mejores formas de organización política, cuando se da la Revolución Gloriosa en Inglaterra, las experiencias democráticas en Holanda, la independencia de las 13 colonias inglesas en América del Norte y la Constitución de los EEUU.

Con la Revolución Francesa se proclaman los Derechos del Hombre y del Ciudadano, pero se responde a la lucha de Olympe de Gauges por la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana cortándole la cabeza en la guillotina.

En los últimos dos siglos se intensifica la lucha en defensa de los derechos humanos, se prohíbe la esclavitud y finalmente las mujeres conquistan el derecho al voto.

La lucha de las sufragistas fue larga y difícil. Se inició en una época en la cual tampoco todos los hombres mayores de edad tenían derecho al voto. En 1848 con la Declaración de Seneca Falls adquiere fuerza la lucha de las mujeres para adquirir igualdad de derechos políticos, elegir y ser electas. El primer país en declarar el voto universal fue Nueva Zelandia en 1893. En Europa fue en Finlandia en 1907 y en los EEUU fue en 1920.

Las luchas de las mujeres sufragistas en Costa Rica tuvieron la atención del Presidente José Joaquín Rodríguez quien propuso se les reconociera el derecho al voto en 1890 y del presidente Ricardo Jiménez quien lo incluyó en las reformas electorales que propuso en 1925. Pero la oposición patriarcal fue tan dura que no lo lograron conquistar sino muy tardíamente en la Constitución de 1949.

La reforma se manifestó muy lentamente en la realidad de la participación de mujeres en los Supremos Podres y en los órganos decisorios de los partidos políticos.

Es más rápido el cambio de la realidad técnica y la adopción de principios constitucionales, que la evolución de la legislación y las organizaciones y es aún más lenta la transformación de los usos y costumbres.

Se hacía necesario acelerar el cambio.

Lorena Clare mi esposa cuando generosamente dejó sus actividades personales para apoyar mi carrera política, tuvo la sabiduría de buscar el consejo de las mujeres en toda la geografía y las condiciones sociales del país, y de ellas aprendió que en política hacían censos, cuidaban las mesas de votación y preparaban almuerzos, pero eran muy pocas las que estaban en los órganos directores de los partidos y las que llegaban a ocupar posiciones en los poderes del estado.

De ahí surgió su lucha por acciones afirmativas que en diciembre de 1995 se logró en la Carta Social Cristiana a Costa Rica incorporando cuotas mínimas de participación de mujeres en todos los órganos del PUSC y en sus papeletas de candidaturas para la Asamblea Legislativa y las Municipalidades. Un año después con su empuje y apoyo de mujeres de los partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa se legisló imponiendo esas reglas a todos los partidos políticos.

Con esos cambios ya en 2002 Costa Rica tenía la participación de mujeres en su Poder Legislativo más alta de América y una de las mayores del mundo. Y se siguió evolucionando con alternancia en las candidaturas y paridad horizontal en las postulaciones.

Lorena como Primera Dama dio otras luchas exitosas en salud para las mujeres, atención de las madres adolescentes y enseñanza de amor, sexualidad a los adolescentes y penalización de la violencia contra las mujeres. Y logramos nuestro mayor éxito con la innovación mundial del derecho de familia al aprobarse la Ley de Paternidad Responsable.

Pero quedan tareas pendientes para lograr justicia en igualdad de trato en salarios y posiciones de dirección de empresas; para alcanzar la eliminación de todo tipo de violencia contra las mujeres; y para que se generalicen los cambios en la conducta de los hombres de forma que asumamos las tareas que en el hogar nos corresponden y disfrutemos más intensa y responsablemente de ser tiernos con nuestros hijos.

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