Kathmandu, por la pista.
Tomas Nassar tnassar@nassarabogados.com | Jueves 05 marzo, 2015
Mientras tanto, sigo pura vida como un anacoreta en Kathmandu, en una cueva con aire acondicionado, sin tele ni periódicos, aplaudiendo como una foca
VERICUETOS
Kathmandu, por la pista.
Autorizado por el autor, quiero compartirles esta carta que me hizo llegar en estos días:
“Querido amigo: Tengo que confesarte que sucumbí a la tentación y trasladé mi domicilio a Nepal. No es que pretenda escalar el Everest o convertirme al hinduismo, sino que, como no entiendo ni papa de nepalí, lograré evitar el ataque de nervios, matutino y cotidiano, que me provocaba la mala costumbre de leer periódicos y ver tele mientras desayunaba.
En Chepe, apenas abría los ojos, en la mañana, comenzaba a recitar como un autómata las Letanías de la Virgen Santísima: “Señor, ten piedad, Cristo ten piedad, Señor ten piedad, Cristo, óyenos, Cristo escúchanos…”.
Me dirigía al desayuno en un puritico temblor, peor que como va un cardiaco al quirófano, un condenado al cadalso, una quinceañera a conocer a sus suegros, más nervioso que un empresario cuando le llega el recibo de la luz. Era el encuentro más temible que un ser humano pueda experimentar: ¿cuáles eran las malas noticias del día, qué político o funcionario estaría acusado de corrupción, cuál sería el déficit fiscal, qué institución no sirve pa un carajo, qué torta se jaló quién, dónde era la huelga? … perdió la Liga?
No entendía la razón del odio jarocho de esa señora de la tele con don Óscar y con doña Laura . ¿Por qué los quería fusilar?
Cuando doña Laura fue electa un halo de paz interior recorrió todo mi ser… se acabaron los titulares que presagiaban, lo menos, el suicidio colectivo. Qué va. Pior. Todo el mundo siguió siendo malo, choricero, inepto, el gobierno una catizumba de impresentables, el sistema un fracaso total, los empresarios malos, los políticos malos, los diputados mejor no digo, los carajillos malos, los tatas malos, los árbitros malos, los cantantes malos… Pero por Dios, ¿no hay nadie menos malo (otro, no el Menos Malo)? Yo sí creo que hay más gente buena que de los otros y más cosas buenas que de las otras.
Después el batacazo de Solís… todo cambiará. Chiringa, mismas noticias, mismos titulares.
¿Cómo iba a soportar cuatro años más de esta tortura mediática?
Claro que no somos un país perfecto, que las malas noticias se dan porque se dan, que hay matazones, corruptos, accidentes, ineptitudes… Pero también hay que aceptar que este sistema, nuestra democracia y nuestra manera de hacer las cosas son mucho mejores de lo que se piensa. Tenemos que ser, además, agradecidos con el país que nos da educación, salud, trabajo y libertad, a todos.
Vos crees que la diputada que le tiene asco al país estaría donde está sentadita, bien oronda y mejor pagada, si fuera opositora en Cuba o en Caracas. ¡No joda! Chiringa.
Yo no digo que no se deba publicar lo malo y lo feo y garrotear a los choriceros, que es la forma que tenemos de defendernos los buenos, sobre todo ahora que se pensionó en el cielo el Chapulín Colorado. Pero diay, también que pongan en primera página alguito de todo lo bueno. También nos gustaría que se destaquen nuestras fortalezas y se nos suba la moral… de vez en cuando. ¿O no? Digo, para evitar la histeria colectiva.
Mientras tanto, sigo pura vida como un anacoreta en Kathmandu, en una cueva con aire acondicionado, sin tele ni periódicos, aplaudiendo como una foca. Véngase que en mi chante hay campo.
Ceteris paribus”.
NOTAS ANTERIORES
Nayib Bukele presidente de El Salvador
Viernes 22 noviembre, 2024
El Salvador y Costa Rica han sido dos países hermanados desde siempre
Liderar el cambio
Viernes 22 noviembre, 2024
Las empresas en Centroamérica están trabajando, cada vez más, en el liderazgo sostenible
Dilemas de Marco Rubio y de la administración Trump en América Latina
Jueves 21 noviembre, 2024
El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, ha nominado al cubanoamericano Marco Rubio como Secretario de Estado
Quiero experimentarlo todo, Incluso las consecuencias
Jueves 21 noviembre, 2024
Vivimos en un mundo donde todos quieren la recompensa, pero nadie quiere el riesgo