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La biblioteca de Bukele

Marilyn Batista Márquez mbatista@batistacom.com | Lunes 12 febrero, 2024


Después de construir la cárcel más grande de América Latina, que dista mucho de ser un orgullo nacional, llegó la biblioteca más grande de Centroamérica; la biblioteca más moderna de América Latina. ¡La única biblioteca en el mundo que abre 24/7! ¿Cómo no admirar esta gran obra del presidente de El Salvador, Nayib Bukele¬?

Se trata de la Biblioteca Nacional, BINAES, que se erige en un edificio de 24.000 metros cuadrados, con la capacidad de albergar unos 360.000 libros.

Este centro educativo de lectura, inaugurado en noviembre del año pasado, en su primera semana recibió a 55,000 personas. ¡Santo milagro!, en una población con más de medio millón de analfabetas (tasa de alfabetización del 89,98%, según la UNESCO) y con el 8.7% de pobreza extrema (personas que no pueden cubrir sus necesidades básicas de alimentos).

A un costo de 54 millones de dólares, con la cooperación del Gobierno de la República Popular China, Bukele intentó igualarse a Alejandro Magno, quien junto a la dinastía ptolemaica (fundada por Ptolomeo, general de Alejandro Magno), gobernó el Antiguo Egipto e impulsó la construcción de la Biblioteca de Alejandría, una de las más importantes y prestigiosas del mundo antiguo.

No pensé que el presidente más joven y “cool” del hemisferio americano, pudiera superarse a sí mismo, después de haber obtenido la sede del concurso Miss Universo 2023 (edición 72), que se realizó en la ciudad de San Salvador, en un ambiente de seguridad, con cerca de 12 mil miembros de maras enclaustrados en la mega cárcel.

Su ingenio incidió en que la cadena de televisión Telemundo, en la trasmisión de Miss Universo, estableciera un récord de audiencia, alcanzando más de 122 millones de interacciones en plataformas digitales, sociales y televisivas, con miles de comentarios que se refirieron a las palabras del presidente, algo inusual en este concurso de belleza.

La audacia de Bukele, con la construcción de la biblioteca, me hizo olvidar -por breves minutos- que fue el mismo que en el 2020 irrumpió el Congreso salvadoreño, con militares y policías fuertemente armados, para exigir a los diputados la aprobación de un crédito dirigido a la lucha contra las maras.

Fue también el presidente que en el 2021 destituyó a los jueces de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y al titular de la Fiscalía General del Estado, luego de obtener el control absoluto de la Asamblea Legislativa.

Recordé, que este líder presuntamente democrático, después del cambio de magistrados, logró que emitieran un fallo que le permitió buscar la reelección continua; gracias a ello, hace unas semanas, fue reelecto presidente de la República de El Salvador.

Su triunfo abrumador en los comicios, se debió en gran medida, a la guerra contra las pandillas, a través de la implementación del estado de excepción, que suspende determinadas garantías constitucionales, como la interrupción de la libertad de asociación, la restricción al derecho de defensa jurídica, además de permitir detenciones arbitrarias y sin orden judicial.

Gracias al estado de excepción, Bukele sostiene (lo escribió en un Twitter), que logró “365 días sin homicidios". Sin embargo, datos del Observatorio de Violencia Contra la Mujer de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa), afirman que las muertes violentas de mujeres (femicidios) del 2023, fueron superiores al 2022, o sea, los femicidios no entran en las estadísticas de criminalidad del actual gobierno.

En tal contexto, en donde un proyecto político ignora flagrantemente las muertes violentas de mujeres, la construcción de BINAES se convierte en una burla a la inversión en educación, conocimiento, saber y aprendizaje, que supongo, es el objetivo de Bukele, tal como el de Alejandro Magno, cuando promovió la Biblioteca de Alejandría como centro de difusión del conocimiento.

La UNESCO hace mención en una de sus publicaciones, que “la educación suele verse como un catalizador del cambio social y de transformación de situaciones de inequidad y violencia”.

Esta frase me hace reflexionar, en que no debería crearse ni pequeñas ni monumentales obras, si se ignoran los derechos inherentes a todos los seres humanos y se socava la legitimidad de los mecanismos políticos democráticos.

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