La importancia del kínder
Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 28 junio, 2017
La importancia del kínder
Hay que felicitar a Sonia Marta Mora y al Ministerio de Educación Pública (MEP) por haber tomado la decisión de exigir dos años de estudios “preescolares” a todo niño que desea matricularse en primer grado en las escuelas del país. Esta decisión potencialmente es la más importante del gobierno actual por el impacto positivo que tendrá en el desarrollo nacional. No se puede sobreestimar las implicaciones de esta acción que pasó casi inadvertida entre los habitantes.
Los seres humanos de seis años y menos tienen una capacidad de aprendizaje superior a la que se encuentra en cualquier otra etapa de la vida. Un niño de tres años puede aprender a leer y una niña de cuatro años puede aprender un segundo idioma sin mayor problema.
Cualquiera de estos niños puede aprender la aritmética antes de cumplir cinco años y las computadoras las manejan todos con facilidad.
Al llegar a los siete años de edad el cerebro ya ha llegado al 80% de su crecimiento. Se puede aprender en todas las edades pero ya requiere más esfuerzo.
Seguir dejando que los niños desperdicien esos años tan cruciales es un grave error. Se ha comprobado que los que han cursado dos años de estudios preescolares robustos llegan con capacidades de aprendizaje muy superiores a los que pasaron esos primeros años frente a un televisor viendo programas bonitos pero no retadores. El problema es que los niños que no reciben la educación preescolar nunca alcanzan los niveles y capacidades que ostentan los que sí tuvieron ese beneficio.
Lo que ha pasado en muchos casos es que la niña que tuvo una educación antes de llegar al primer grado después se encuentra con un grupo sin conocimientos. La docente dedica el año a tratar de inculcar conocimientos al grupo grande y la que tuvo educación preescolar pasa aburrida. En algunos casos la más preparada comienza a tener problemas de comportamiento porque se siente sin estímulo. En el pasado a veces a la más inteligente se le trasladaba a segundo grado, por ejemplo, para que estuviera en una situación más entretenida y retadora; lamentablemente esto daba cabida al “bullying”.
Que lleguen todos los niños a primer grado con dos años completos de estudios preescolares a partir del año entrante tiene muchas implicaciones positivas. Se supone que todos tendrán nociones de aritmética y sabrán leer; se podrá cambiar radicalmente el currículo del primer grado, enseñando lo que hasta ahora solo se “veía” en segundo o tercero.
Todo de este cambio radical y positivo puede funcionar si hay presupuesto para los dos años preescolares y docentes entrenados para tomar a estos tiernos, con esos cerebros tan porosos y capaces de aprender, y atraerlos al mundo del conocimiento.
Si se aprovecha este cambio en el sistema educativo, los costarricenses se podrían convertir en una de las poblaciones más inteligentes del mundo con capacidad de crear soluciones a los retos del desarrollo como nunca se ha visto.
¡Una visión sobresaliente Sonia Marta! ¡Felicidades!
cdenton@cidgallup.com
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