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COLUMNISTAS


La pandemia y la educación de los pobres

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 21 julio, 2021


La educación pública, por muchos años la puerta a la superación personal de tantos, la prueba definitiva de la “igualdad de oportunidad” de la sociedad costarricense, ha caído a niveles no imaginables en cuanto a calidad de contenido y de oferta no obstante la inversión anual de ocho por ciento del Producto Interno Bruto PIB. Es ofrecida por un Ministerio de Educación Pública MEP caída en la mediocridad – no es por nada que entre países miembros del OCDE Costa Rica es el que más gasta en educación per cápita y con peores resultados.

La semana pasada visité a Los Pinos de Alajuelita (parte de la Verbena) en compañía de representantes de una organización que se llama EduPlus – se dedica a dar apoyo a niños y jóvenes de barrios compuestos por familias en situaciones económicas muy difíciles, con el fin de lograr que no deserten las aulas. A cada menor que encontramos la pregunta fue la misma -- ¿ya regresó a clases? A nivel de colegio la respuesta fue negativa – a nivel de escuela reportaron que reciben dos medio días por semana. A los últimos preguntamos ¿y le asignan trabajo para los otros días? Reportaron que no.

Algunos argumentarán que “son extranjeros y deberían agradecer lo que reciben,” pero la verdad es que la gran mayoría de los educandos son costarricenses por nacimiento, hijos de inmigrantes de Nicaragua. La Constitución Política establece que cualquier persona nacida en suelo nacional es ciudadano con todos los derechos y deberes.

La pandemia y el manejo deficiente de sus obligaciones de parte del MEP ha servido para abrir la brecha entre rico y pobre en Costa Rica y lo que está pasando en Alajuelita es un ejemplo. Las padres de familia con recursos ya abandonaron el MEP, por malo, y mandan sus hijos a colegios privados. Estos continuaron en contacto con sus estudiantes permanentemente durante toda la pandemia. Cuando no había clases presenciales se ofrecían virtuales y, además, tutorías para asegurar que no se perdía ninguna parte del programa de cada año. Por supuesto todos los hogares tienen wifi y los educandos acceso a computadora.

Para los niños de recursos escasos han sido dos años perdidos. Si son adolescentes es posible que ya abandonaron la educación permanentemente asegurando su futuro que será igual o peor que su presente. Algunos pudieran recuperar, pero requieren recibir clases – en Los Pinos de Alajuelita nadie tiene wi fi y tampoco computadora.

A través de docentes dispuestos a colaborar EduPlus ha ofrecido instrucción a ciertos de los niños para intentar evitar la deserción o que se queden rezagados. Observé una clase de cuarto grado ofrecido en un rancho – me tocó el corazón ver el interés ávido de los niños a aprender lo que era una “sílaba.” Hubiera creído que es algo que se aprendió en tercer grado, pero como no tuvieron instrucción en 2020 puede ser que nunca lo habían conocido.

El MEP necesita un “overhaul”, pero temo que los sindicatos no lo van a permitir. ¡Qué lástima!

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