La prioridad debería ser el rescate de la economía
Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 25 noviembre, 2020
Ahora hay más de un millón de personas desocupadas, miles de empresas quebradas, y muchísimas familias con hambre. El Producto Interno Bruto PIB caerá en 3.6 por ciento este año dice el Banco Central y más merma habrá en 2021; es probable que estos datos subestiman el tamaño de la contracción. Con capacidad económica limitada el país ya tenía problemas antes de la llegada de la pandemia y ahora se ha exacerbado el desafío.
Los expertos deberían estar enfocados en una búsqueda de soluciones para revertir estos números. Si el PIB fuera 50 por ciento más grande, no habría problemas de endeudamiento, de un gobierno en quiebras y todo el tema del Fondo Monetario Internacional FMI no existiría. En vez de proponer posibles caminos y diseños para la economía en el futuro, hay un grupo de “sectores” que se reúnen con el presidente de la República exclusivamente para ver como pueden seguir financiando al sector público. En vez de estar buscando un plan para resolver el problema principal del país, pasan en debates sobre un síntoma (el sector público es dependencia del privado) de la decadencia económica – al estado le falta dinero.
¡No es justo decir que el sector productivo está renqueando por culpa del estado! Pero si hay que reconocer una cierta ceguera entre los reunidos en el Foro Multisectorial. Llama la atención cuando da un discurso apasionado un representante de BUSSCO, insistiendo que no se debería reducir los impuestos a los emprendimientos y microempresas. Si hay algo en que debería de haber consenso entre los “expertos” es que lo que más necesita Costa Rica es más de estos esfuerzos empresariales pequeños. La columna vertebral del sistema económico nacional se compone de esos esfuerzos pequeños de personas que aman a su independencia y que están dispuestos a trabajar largas horas para levantarse y dar un sostén a sus familias.
Otros hablan de violar los contratos con las empresas ubicadas en las zonas francas intentando cobrarles impuestos y otros quieren “meter el diente” más a los turistas. Los dos sectores que más aportan al PIB los quieren castigar.
Mientras que se reúnen se apruebe desde la burocracia un aumento en los impuestos al azúcar, así garantizando que los costarricenses paguen el precio más alto en la región por ese producto. El arroz también es carísimo gracias a los arreglos burocráticos.
Llama la atención la incompetencia del poder ejecutivo actual; se puede olvidar de recibir ideas para mejorar la economía de sus jerarcas. Pero peor aún no tienen nociones frescas para reorganizar el gobierno y por ende reducir los costos. Nerón y Luis XVI ostentaban más ideas originales (ofrecer más circos el primero y dar pastel en vez de pan el segundo) que los que guían los destinos del país en la actualidad. El presidente Alvarado aparentemente solo piensa en el cobro de más impuestos para mantener la estructura burocrática actual; no presenta alternativas.
Ojalá que haya otro foro pronto para ver la solución real de los problemas nacionales.
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