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COLUMNISTAS


La trampa de la narrativa

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 16 mayo, 2022


Vivimos una época difícil. Toda época lo es, pues es la que vivimos, pero esta parece haberse complicado. Las certezas del mundo occidental al fin del siglo XX se han evaporado. Ya no es el fin de la historia, ni de las ideologías. No es un mundo unipolar. Desapareció el amplio consenso en democracia, estado de derecho, protección internacional de los derechos humanos, globalización, fin de las guerras de conquista, el comercio internacional reglado. Y doquiera triunfan narrativas nacionalistas, xenófobas, divisionistas, populistas. Se pusieron de moda, las fake news, la posverdad y la desconfianza.

Al espíritu inquisitivo de la ciencia, a la duda metódica y al apego a valores fundamentales los ha suplantado el relativismo descarnado contra el que nos vino previniendo el Papa Benedicto XVI. Ya no se trata de buscar permanentemente la mejor explicación de las regularidades de la naturaleza, ahora con la posverdad los hechos objetivos tienen mucha menor influencia. Ya no se trata de perfeccionar nuestro conocimiento de los valores inherentes a nuestra dignidad y libertad, sino de inventar derechos sin garantías ni deberes para su cumplimiento. Además, los pueblos se sienten traicionados por sus dirigentes, desconfían del conocimiento ajeno y de las intenciones de las élites. Se dividen guiados por las redes sociales que los fragmentan según sus similitudes en grupos que se radicalizan, y, con los instrumentos de “me gusta” y “compartir” facilitan la comunicación impensada, emotiva, instantánea.

En una democracia se escoge a los gobernantes para que promuevan el bien común que permita los ciudadanos tener mayores posibilidades de satisfacer sus necesidades y realizar sus sueños. Para escogerlos influye radicalmente la narrativa de los candidatos.

Con las prevalencias culturales que hoy nos dominan las narrativas populistas, alejadas de la verdad y del realismo, radicalmente emotivas y que dan la espalda a la racionalidad tienden a imponerse.

En las democracias actuales, las campañas políticas, en mayor o menor grado, difícilmente escapan a esas circunstancias.

Al ganar una elección los vencedores deben afrontar las responsabilidades de su cargo. Pero la narrativa de la campaña crea expectativas que condicionan sus actuaciones. Es la trampa de las narrativas que facilitan el triunfo pero dificultan gobernar.

Una solución es continuar la narrativa populista que condujo al triunfo. Pero ahora se deben afrontar las realidades de la acción gubernamental. Si se actúa en ejercicio del poder conforme a la narrativa de campaña, el resultado es un gobierno que puede mantener por unos años el favor popular pero que poco a poco conduce al empobrecimiento y a mediano plazo pierde el poder, o solo se puede seguir sosteniendo como una dictadura.

Por eso me pareció tan importante el cambio radical que a su discurso confrontativo dio el candidato don Rodrigo Chaves la noche de la elección, ya como Presidente Electo, al cambiar por una propuesta de unión y acción conjunta.

Al conformar un gobierno en el que predominan técnicos se le facilita cambiar desde el gobierno la narrativa. Pero esa conformación tiene el costo de concentrar en el Presidente la tarea de guiar a su equipo y cautivarnos a los ciudadanos con esa nueva narrativa, igualmente inspiradora pero más realista.

En mi opinión el mayor reto del Presidente es la construcción de esa nueva narrativa que nos una con un optimismo realista en la solución de los graves problemas nacionales, y en sobreponernos a las empobrecedoras consecuencias de las circunstancias internacionales que padecemos.

Como siempre lo he hecho y en varias ocasiones siendo el único Expresidente presente, asistí a la toma de posesión del Presidente Chaves. Considero que ese es mi deber con nuestra institucionalidad democrática. En su discurso inaugural don Rodrigo Chaves señaló con crudeza los graves problemas que enfrenta el país. Y mostró optimismo para enfrentarlos. Pero desde el puro inicio los hechos le han revelado las dificultades de hacerlo con un equipo que tomará tiempo en integrarse para una acción conjunta y al que en muchos casos le falta experiencia política. Además, enfrenta las dificultades del poco tiempo que tuvo para la transición dada la segunda ronda, y con los problemas inherentes a llegar al gobierno sin el apoyo de un partido con tradición y conocimiento de la acción gubernamental. Debemos con paciencia dar tiempo a que esos problemas iniciales se solventen.

Esas dificultades se irán resolviendo. Eso no es lo difícil. La construcción de la nueva narrativa que desde el gobierno nos cautive y una es la tarea fundamental para el buen éxito del gobierno que todos debemos propiciar.

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