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Los ticos son bondadosos

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 30 noviembre, 2016


Cuando se encuesta a los turistas sobre lo que más gustó en su visita al país la respuesta más frecuente es “la amabilidad de los costarricenses”

Los ticos son bondadosos

El pasado viernes tuve la oportunidad de observar cuando carro tras carro se acercó a las instalaciones del Canal 7 en la Sabana a descargar ayudas para los damnificados del desastre provocado en ciertas partes del país por el huracán Otto. Por el tipo de vehículo y el modelo que algunos manejaban parecía que varios de los que hacían las donaciones no eran tan pudientes; conmovidos por los problemas de los compatriotas optaron por compartir lo poco que tenían. Y cada vez que hay un evento desastroso ocurre lo mismo; corren a brindar ayuda los habitantes.

Los costarricenses son bondadosos; en su gran mayoría les nace la necesidad de ayudar al prójimo y con frecuencia al totalmente extraño también. En la zona norte del país, donde esperan la oportunidad para cruzar Nicaragua migrantes refugiados de Haití y de varios lugares de África, los vecinos les regalan comida, ropa, paraguas, acceso a los servicios sanitarios de sus casas, y artículos de necesidad como toallas sanitarias, aspirinas, champú, cepillos dentales, y hasta juguetes para los menores. No entienden el idioma de estas personas y realmente no saben con exactitud de dónde vienen pero reconocen que son seres humanos con necesidades y responden.

Cuando se encuesta a los turistas sobre lo que más gustó en su visita al país la respuesta más frecuente es “la amabilidad de los costarricenses”. Reportan que cuando se pierden siempre aparece algún tico que les explica o les lleva directamente a donde querían llegar. Si se accidentan o se descompone un vehículo, reportan que se detienen otros viajeros para brindar ayuda.

Y no solo a los turistas ayudan. Una familiar cercana recientemente tuvo un aparatoso accidente en la carretera costanera volcando el vehículo en que andaba sola; de inmediato apareció socorro. Llamó algún samaritano a la ambulancia, mientras que otro recogió sus efectos personales y los encerró en la joroba para evitar cualquier “sustracción” (mientras ella estuvo en la clínica en Jacó alguien llegó al vehículo y robó la batería). Ofrecieron agua, protección y consuelo los que andaban de paso. ¡Es reconfortante saber que hay tanta gente de bien!

Ahora viene la época navideña que usualmente coincide con Hanukkah para los judíos. Lamentablemente para muchos este periodo ha pasado de ser tiempo de celebración, de contemplación y agradecimiento, a un bochorno de estrés y de desgarre. Los dos días de más alto índice de suicidios son el 25 de diciembre y el 1° de enero; los que quedan solos en este periodo se llenan de tristeza por lo que perciben que están perdiendo mientras que los que pasan en fiestas y “locuras de todo tipo” desean estar solos para contemplar y entender lo que han gastado y hecho en exceso.

Sería bueno que prevaleciera más el espíritu bondadoso nato de los ticos en las últimas semanas del año, compartiendo comida (tamales) y regalos a tantos que no tienen, en vez de la avaricia y el bacanal que lamentablemente aparecen.

cdenton@cidgallup.com

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