Hablando Claro
Los cerros
Vilma Ibarra vilma.ibarra@gmail.com | Miércoles 10 noviembre, 2010

Fue apenas unos cuatro años atrás cuando por primera vez me detuve a observar con detenimiento y desde mi propia pequeñez de abajo hacia arriba el Pico Blanco en toda su imponencia.
Pico Blanco, al igual que San Miguel, Pico Alto, Rabo de Mico, Cedral, Banderas, Tacuotari, Pacacua y otros más igualmente hermosos, bordean Santa Ana, Escazú, Alajuelita y llegan hasta Aserrí. Todos son retadores. Todos ofrecen enorme gratificación por su verdor, por sus quebradas de aguas puras, por sus espaldones de piedra y por la posibilidad que ofrecen de disfrutar desde una posición envidiable todo el Valle Central de San José. Pero hoy no podemos verlos como los grandes pulmones de la inmensa ciudad que crece y crece. Hoy no podemos apreciarlos por la cantidad de agua que nos proveen con sus recargas. Hoy nos hablan de muerte y destrucción. Claro que los especialistas dicen que hay referencias desde 1800 y tantos de destrucciones por aluviones… pero nuestra memoria histórica es corta.
En nuestros referentes, sin duda alguna son conocidos los peligros de potenciales deslizamientos, pero no las denominadas “avenidas tempestuosas aluviales”; es decir pequeñas quebradas convertidas de pronto en ríos que arrastran todo a su paso, que es lo que nos ha dejado expuesto en toda su crudeza y crueldad esta inolvidable temporada lluviosa.
Es tiempo de dar. Es tiempo de pensar en los hermanos y compartir. La Navidad no será la misma para quienes han perdido todo. Especialmente para quienes extrañarán el abrazo del ser amado, cuyas ausencias representan hoy heridas abiertas en el corazón de la Patria. Pero también para muchos que aun cuando pudieron huir de la muerte, están llenos de preguntas, de incertidumbres y temores de carencias y pérdidas materiales de toda índole.
El amor —dijo mi querido amigo Mauricio Corrales— tiene forma de arroz, de frijoles, de leche, de pañales, de dinero en efectivo. Y si nuestro sentido de la compasión, de la solidaridad y del amor se continúa materializando efectivamente como lo hicimos el fin de semana, nuestros hermanos encontrarán consuelo y alivio en medio de la inmensa pena.
Eso sí, a Dios rogando y con el mazo dando. No podemos cruzarnos de brazos hasta la próxima tragedia. Nuestros expertos han venido haciendo todo tipo de advertencias sobre los peligros reales de los deslizamientos en los Cerros de Escazú y otros cercanos. Hay estudios y diagnósticos por todos lados. Terminando de enterrar a nuestros muertos y en cuanto sea posible paliar las urgencias básicas inmediatas de los damnificados, junto con las necesidades de mediano plazo, las autoridades del gobierno central y de los municipios involucrados deben decidir de una vez por todas cuáles sitios deben ser declarados inhabitables. Porque está claro que muchas de nuestras desgracias naturales son inevitables. No así las muertes que conllevan.
NOTAS ANTERIORES

León XIV, un Papa para el cambio de época
Lunes 12 mayo, 2025
El Papa León XIV asume su servicio como sucesor de Pedro cuando vivimos no una época con muchos cambios, sino que experimentamos un cambio de época. Por eso el

La alta concentración en dos fuentes del abastecimiento energético nacional afecta los costos y la seguridad energética del país
Lunes 12 mayo, 2025
En varias columnas anteriores he señalado que los países exitosos en el mundo están avanzando o tienen ya una alta diversificación de su matriz energética (el “

¿Por qué cuesta tanto?
Viernes 09 mayo, 2025
Integrar la sostenibilidad empresarial en la estrategia del negocio es el reto más grande que tienen las organizaciones y, aún más, los responsables de liderar

El humanista Giovanni Pico della Mirandola
Jueves 08 mayo, 2025
Su filosofía anticipó ideas modernas sobre la libertad, la dignidad y el potencial del ser humano.