Lucha de clases; ¿contra quién?
Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 15 octubre, 2014
Los limonenses apoyan la construcción del megapuerto de APM y los líderes sindicales, enemigos del cambio, se oponen. ¿Ganará esta lucha el pueblo…?
Lucha de clases; ¿contra quién?
¡Tiene que ser difícil ser líder sindical en el sector público! ¿Cómo lograr que la membresía se mantenga interesada y dispuesta a ser movilizada? Si no hay “lucha”, ¿cómo justificar todos los privilegios y prebendas que uno tiene como dirigente de un sindicato?
Lo miembros son inmovibles en sus puestos, reciben salarios competitivos, disfrutan de vacaciones amplias, pensiones justas y bonificaciones por dedicación exclusiva.
Reciben aumentos importantes dos veces al año. La mayoría posee casa propia financiada por algún banco estatal y muchos, a través de sus salarios, son dueños de un “chuzo” para transportarse; ni hablar de pantallas planas, teléfonos celulares, lavadoras, secadoras, refrigeradoras, cama “king size” y todas las comodidades que pudiera esperar un miembro de la clase media. Quizás algunos de estos se compraron “fiados”, pero no importa —“allí lo tienen.”
Para sacar estos trabajadores a la calle para “protestar” hay que crear toda una narrativa de “lucha” contra algún grupo “mezquino” que no quiere pagar impuestos y aportar lo que es “justo” a las arcas del estado.
Este grupo de “oligarcas neoliberales” es el enemigo de la “clase trabajadora” representada por el líder sindical, según dirá él. Hay que crear un ambiente de “fraternidad” donde prevalece un ambiente de “nosotros los buenos” y “ellos los malos.”
¡Cuidado que en sus marchas pudieran querer vitorear “el pueblo unido, jamás será vencido!” Sería irónico si lo hicieran tomando en cuenta que “el pueblo” es el patrono de estos empleados gubernamentales y es el propietario de las instituciones donde laboran. Estos líderes sindicales precisamente son los que crean divisiones entre el pueblo para así permitir su supervivencia.
Hay que entender dos cosas de estos dirigentes gremiales; primero, tienen mucho poder, y segundo, son muy conservadores. La fórmula de “lucha de clases” se utiliza para impedir a todo costo cambios vitales para el progreso nacional. Y cuando los gobiernos de turno asignan jerarcas poco preparados para dirigir las instancias estatales, el resultado es el inmovilismo.
El ICE y Recope, ambos con sindicatos fuertes y líderes débiles, son buenos ejemplos de instituciones que han perdido su rumbo a merced de lo descrito.
¿Cómo es posible que el ICE, en vez de estar generando y comerciando la electricidad que requiere el pueblo a precios accesibles, se haya convertido en el cliente más grande de Recope, institución que no refina petróleo? No logran cambiar su rumbo estas instituciones y constantemente suben sus tarifas. Seguramente los líderes de los sindicatos de estas instituciones dirían que es culpa de los gobiernos de turno y los “neoliberales mezquinos” que los eligen. Lo incongruente es que “el pueblo” eligió a los gobiernos pero no a los dirigentes sindicales.
En próximos días es posible que se vea una “lucha” típica del pueblo contra un sindicato. Los limonenses apoyan la construcción del megapuerto de APM y los líderes sindicales, enemigos del cambio, se oponen. ¿Ganará esta lucha el pueblo que quiere la inversión y el desarrollo de su provincia?
Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com
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