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COLUMNISTAS


Mejor tarde que nunca

Alvaro Madrigal cuyameltica@yahoo.com | Jueves 19 junio, 2008


Mejor tarde que nunca

De cal y de arena
Alvaro Madrigal

Por fin, el gobierno echó para atrás y recuperó sus potestades políticas en el manejo de los impuestos al consumo de combustibles fósiles. La buena nueva nos hace saber que aliviará la carga tributaria sobre el diésel y la acentuará en las gasolinas, después de haberse regodeado con los cuantiosos ingresos producidos por un impuesto que a la luz de las circunstancias imperantes y por su impacto en la economía nacional y familiar, debió ser morigerado. Cierto es que con estos ingresos sujetos a rigidez matemática (cerca de un tercio del precio final del combustible) se saneó mucho el presupuesto y hubo provisión de recursos para diversos programas, lo que no opacó el efecto pernicioso sobre la capacidad competitiva del sector productivo, la capacidad de compra del consumidor y la inflación medida por el índice de precios, agravado esto por la audacia con que ARESEP se arroga decisiones políticas que solo competen al poder político. ¿O es que desde la Casa Presidencial se le autorizó enterrar el tratamiento diferenciador en el precio del diésel y de las gasolinas?

El ascenso desenfrenado del precio del petróleo golpea con fuerza las reservas en divisas y empuja para arriba la inflación. Inexplicable, entonces, el marasmo gubernamental que arriesga, incluso, con convertir a don Oscar en el convidado de piedra de una ola de protestas públicas como las habidas en Europa. Queda en los misterios del limbo por qué un gobierno de tecnócratas se ha tomado tanto tiempo para actuar y para adoptar una serie de medidas que son el ABC del manejo del problema y que requieren algo más si es que se busca capear el tornado. Lo del ferrocarril está casi como en mayo de 2006. Del canal seco, igual sigue la parladera. Y cuando se quiere apurar el paso, como en el caso del transporte intersectorial, se incurre en garrafales errores. Todavía el 22 de mayo, el Viceministro de Energía declaraba que los impuestos a los hidrocarburos son intocables, en frase sobrada de arrogancia pero vacía del sentido político indispensable en el Poder Ejecutivo. Fue desautorizado y ya se reformula la aplicación del impuesto; habrá transferencias presupuestarias a RECOPE; se estimulará el uso de vehículos de bajo consumo; se regulará el tránsito vial y para más adelante la reposición del transporte ferroviario y las restricciones a la importación de vehículos.

Mucho del éxito de este paquete va a radicar en la actitud de los habitantes. Si no se les ofrece una buena opción que les convenza de que el vehículo personal se puede dejar en casa porque hay un eficiente servicio público o se puede compartir en viajes colectivos, y si no se les demuestra que su seguridad personal no queda más expuesta con el cambio, aquí seguirá el despelote en un consumo inelástico como el que constatan las cifras que maneja RECOPE. Ya comprobará la administración Arias que en una sociedad socavada por una arraigada indisciplina, lo peor vendrá cuando haya que ejercer el principio de autoridad.

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