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COLUMNISTAS


No caigamos en la trampa (de la polarización)

Natiuska Traña natiuskatp@gmail.com | Miércoles 28 julio, 2021


Hemos tocado en varias columnas el tema de polarización política y las estrategias de marketing que se utilizan para manejar nuestras emociones y obligarnos a tomar posturas. Esto no ocurre solo en temas publicitarios o de propaganda, sino que lo vemos diariamente en la forma en que los medios abordan las noticias y nos informan.

Para revisar con ejemplos el caso, basta con entrar en el hilo de comentarios de cualquier noticia que se refiera al caso de Cochinilla, para que a más de uno se le pare el pelo y vea los extremos a los que se inclina la balanza en esos comentarios.

Estamos viviendo un fenómeno de polarización política y social que no podemos perder de vista, máxime al inicio de la temporada de campaña electoral.

A estas alturas del partido, deberíamos tener muy claro que las polarizaciones buscan ubicar a las partes en extremos, no importa si hay diálogo, ojalá que haya insultos y que las diferencias sean irreconciliables para que pongamos nuestras esperanzas en el próximo presidente “Mesías” que llegue a Zapote en el 2022.

No quisiera pensar que el caso que se encuentra en discusión en Tribunales, es una estrategia política que busca evidenciar la inequidad económica y la frase de George Orwell en la “Rebelión de la Granja”: “Todos somos iguales, pero unos más iguales que otros”.

En definitiva, la clase política conoce cuáles son las causas de hostilidad, los intereses creados de grupo y como abrir las cortinas de humo para desviar la atención de los asuntos importantes. Consecuencia de lo anterior, las poblaciones más jóvenes están mostrando un desinterés y un ausentismo de la estrategia del basureo de la "polítiquilla" tradicional como la conocemos hasta la fecha, lo que debería obligar a un cambio en el catálogo de propuestas de los partidos políticos, si quieren ser votados el próximo año.

Debemos estar especialmente atentos al modelo publicitario, que es un terrible sistema de incentivos para los periodistas y cualquier otra persona que difunda información. Entre más sensacionalista sea la noticia y más despersonalizada es mejor, porque eso es lo que vende y lo que hace rentable el negocio, más allá de que sea cierto o no.

Pareciera que el “timing” es el adecuado, para el gran escándalo de cierre de gobierno y desarrollo del debate electoral donde escucharemos hablar sobre el cambio, la renovación social profunda donde aunque el país está podrido, hay oportunidades de prosperidad y desarrollo, cuando nos abofetean en la cara que los únicos prósperos son algunos políticos, funcionarios públicos y empresarios que han hecho de la corrupción una profesión.

No debemos ser víctimas de estos juegos mediáticos, en su lugar debemos buscar los puntos de encuentro y bases comunes como país para desarrollar un proyecto que permita que se trabaje por encima de ideologías y que se desarrolle independientemente de los cambios políticos en la cabeza del poder Ejecutivo. Hay acuerdos y proyectos que deben respetarse independientemente de quien esté en el poder para alcanzar alguno de los objetivos que se plantea cada gobierno.

Depende de nosotros y solo de nosotros como pueblo, comprender la realidad del país antes de tomar decisiones contundentes por los próximos cuatro años, donde impere un razonamiento lógico y no una escogencia antojadiza que se limite a prejuicios. Los prejuicios deberían ser una pista para que analicemos lo poco objetivos que estamos siendo a la hora de tomar decisiones y no una razón más para tirar odio en hilos de Twitter.

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