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No tirar el bebé con el agua de la tina

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 25 agosto, 2014


No hay razón para considerar que se puede otorgar una licitación a empresa privada para obra pública, pero no se puede otorgar una concesión


Disyuntivas

No tirar el bebé con el agua de la tina

Problemas en la contratación y administración de contratos de concesión de obra pública han puesto a la opinión pública en su contra. Grave error.
No hay razón para considerar que sí se puede otorgar una licitación a una empresa privada para construir una obra pública, pero no se puede —también mediante licitación— otorgar una concesión para que la empresa privada no solo la construya, sino también la financie y administre, a cambio de cobrar un peaje.
Pruebas al canto: la concesión del Muelle de Caldera ha sido muy exitosa —como ha venido señalando este diario—, y hoy su capacidad de descarga de contenedores es 2,6 veces mayor a la que recibieron los concesionarios, gracias a inversiones y cambios operativos.
Se licitó y adjudicó en 2001 y aunque luego se atrasó su arranque por apelaciones, una readjudicación y la aprobación de la contraloría; finalmente fue entregado el muelle a la empresa operadora en junio de 2006.
Tres años después debió haber entrado en operación la nueva terminal granelera que era uno de los objetivos de la concesión. Pero un recurso de amparo de ANEP y una acción de inconstitucionalidad de Epsy Campbell detuvieron las obras dos años.
Como consecuencia de esas trabas injustificadas el costo de la terminal granelera se incrementó y vino un largo periodo de análisis, optándose finalmente por un muelle multiuso de menor costo, pero sin las facilidades de almacenar en silos, el cual entrará en servicio en unos meses. Con esta nueva terminal la capacidad por hora de descarga de granos será 2,4 veces mayor. Será necesario en el futuro completar esta terminal con almacenaje para no perder el tiempo llenando directamente los vehículos para transporte y reteniendo los buques como si fueran silos.
Fue posible el éxito en una concesión de tanta dificultad, gracias a dos razones principales.
1- en la administración 1998-2002 se contrataron los estudios técnicos de ingeniería, financieros y de proyección de resultados, para llamar a un concurso internacional que contase con respaldo adecuado para que participaran firmas serias. Por cierto, en esa administración también se produjo esos estudios para la concesión de las carreteras Próspero Fernández y Castro Madriz (a Caldera), General Cañas y Bernardo Soto (a San Ramón), Florencio del Castillo (a Cartago), para los ferrocarriles y para los puertos del Atlántico, así como un primer estudio para la Carretera a Limón y para enlazar esa ruta con la Castro Madriz.
2- un acuerdo con los trabajadores para modernizar el sector portuario en la costa pacífica y llevar adelante una restructuración del INCOP, que se firmó con los sindicatos en enero de 2001 en Casa Presidencial, y que le dio viabilidad social y política a la concesión.
Eso requirió el valor de dirigentes sindicalistas de INCOP como doña Ana Montero (QdDg) y don Gregorio Bolaños, para construir el consenso que hizo posible esas concesiones. Tuvieron valor y visión para asegurar una merecida y sustancial compensación a los muelleros, para que depusiesen voluntariamente sus prerrogativas y así toda la sociedad disfrute la ventaja portuaria que ahora tenemos en Caldera.


Miguel Ángel Rodríguez


 

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