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ObamaCare

Nuria Marín nmarin@alvarezymarin.com | Lunes 29 marzo, 2010



Creciendo junt@s
ObamaCare

Pocos presidentes han sido electos bajo tantas expectativas y retos como Barack Obama. Su elección se da en una de las peores crisis desde la Depresión, cuyo oscuro y desconocido fondo se perfilaba como realmente aterrador.
Imbuido en dos guerras (Afganistán e Iraq) y una profunda crisis de credibilidad por la visión unilateral y controversiales acciones en Derechos Humanos de su antecesor, Obama tenía una ardua labor: hacerles frente a temas históricamente no resueltos (ej. salud, conflicto palestino-israelí), como a una nueva y demandante agenda (ej. seguridad energética, cambio climático y crisis de alimentos).
Así, Obama ha tenido que jugar múltiples y complejas partidas de ajedrez de cara a una ciudadanía menos temerosa gracias a una lenta pero sostenida recuperación macroeconómica, y más impaciente, incomprensiva y demandante pues la recuperación no beneficia a todos por igual y hay una preocupación por el creciente nivel de endeudamiento.
Dentro de este contexto de múltiples frentes, la aprobación de la más amplia reforma al sistema de salud de las últimas décadas, resulta un encomiable éxito. Obama, quien en campaña fue comparado con revolucionarios ex presidentes como Kennedy y Franklin D. Roosevelt, se ha ganado un puesto en la historia como un estadista reformador.
Gracias a este jaque mate presidencial, la más grande economía del mundo da un importante paso a la justicia social aumentando la cobertura médica en 30 millones, prohibiendo barreras como las enfermedades preexistentes o la edad, y estableciendo importantes mecanismos de regulación frente a la histórica arbitrariedad.
El camino ha sido tortuoso y no se descartan resistencias. La reforma toca los intereses de poderosas industrias como la médica, farmacéutica y de las aseguradoras cuyo peso se hizo sentir en millonarias campañas que alimentaron por meses el miedo y la incertidumbre en la gente y la impopularidad del proyecto.
La muerte del senador Ted Kennedy, adalid histórico de la reforma de salud, fue una dolorosa prueba en un momento crítico a la que siguió la elección del republicano Scott Brown. Fue un catártico jaque que presagiaba resultar en catatónico por el golpe sicológico y político de perderse la curul de una demócrata Massachusetts, y la super mayoría en el Senado.
Es ahí donde Obama jugó en grande y como los campeones. Contra los consejos de la mayoría, incluso de cercanos colaboradores, de desistir o negociar una reforma menos ambiciosa, no dudó en arriesgar su capital y futuro político por lo correcto.
Gracias a su visión y perseverancia, a su entendimiento de que lo perfecto es enemigo de lo posible, su comprensión del arte de ceder en la negociación y a su liderazgo y convicción, Estados Unidos ha logrado una gran reforma, que Obama emotivamente ha dedicado a su madre, una víctima de cáncer y del sistema, una historia que luego de la reforma espera no se vuelva a repetir.
¡Qué grande es Costa Rica que goza con un sistema incluso más comprehensivo de cobertura universal y desde hace varias décadas!

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