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Prepárense para despegar

Luis Mastroeni luis@luismastroeni.com | Viernes 25 abril, 2025

Las palabras del título las escuchamos siempre que tomamos un vuelo y seguido a eso vienen las reglas de seguridad en la que los tripulantes de cabina o un vídeo nos muestran los procedimientos en caso de un accidente o un cambio de presión dentro del aparato.

Siempre dicen lo mismo y en algunas ocasiones ni les ponemos atención. El resultado de esa repetición constante y esa obsesión por repasar una y otra vez lo que se debe hacer es, en parte, la razón por la cual el transporte aéreo es el más seguro del mundo.

Otro ejemplo de esa disciplina en los procedimientos se ve cuando en una avioneta el piloto y el copiloto se repiten uno al otro y, leyendo de una lista, que todo está listo. Uno dicta algo y el otro repite “check”, siempre, en cada vuelo, siempre lo mismo.

La reputación y la confianza en una empresa podrían mejorar si se siguieran los procedimientos como en la aviación. Debería advertirse que, de no aplicar las recomendaciones y las reglas al pie de la letra, la marca terminará estrellándose con algunos públicos de interés y no en las mejores condiciones.

¿A qué me refiero con procedimientos y reglas en temas reputacionales?

Hacer crecer la reputación o mantenerla y reforzarla es un proceso que implica una serie de repeticiones constantes para que sean creíbles. Más que una casualidad en un rating, es una disciplina que toma tiempo y empeño.

Primero, de adentro hacia afuera. Si la gente que hace posible un negocio no practica lo que cree, no hay forma de crear una reputación firme y creíble. En algún momento las caretas se caen.

La estrategia y los valores empresariales no son para ponerlos en la pared, son para ponerlos en el día a día, es la manera en que un negocio se desarrolla. Si eso es consistente y la gente es íntegra, la reputación empezará a desarrollarse positivamente.

Una repetida práctica de los valores hace que los comportamientos sean creíbles. Pero hay que vivirlos y ponerlos en práctica, una y otra vez. Como cuando los tripulantes de cabina repiten sus procedimientos.

Una vez que la empresa ha desarrollado una sólida práctica entre lo que cree, lo que dice y lo que hace, ahora debe contarlo a su público interno y externo y por todos los medios posibles. Consistencia, coherencia y constancia van de la mano en este proceso.

Las audiencias no se darán cuenta de la sólida gestión ambiental, social, económica y de gobierno corporativo si la empresa no se lo informa adecuadamente y de manera metódica y creativa.

No suponga que la gente cree que la empresa lo hace bien, dígaselo siempre. Como siempre nos dicen que el cinturón de seguridad debe ir abrochado casi todo el vuelo.

Solo la disciplina de una práctica bien ejecutada e íntegra y solo la repetición de una narrativa seria, estructurada y segmentada hará que su reputación sea bien percibida por sus públicos.

No existe ya eso del bajo perfil. Las empresas necesitan exponerse porque eso las hace creíbles.

Si se apega a la estrategia reputacional las crisis podrán ser mejor manejadas e incluso podrían prevenirse. En el aire, su seguridad es el cinturón. En la vida empresarial, el cinturón de seguridad es la reputación, pero hay que tener disciplina para no caerse ante cualquier turbulencia.

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