¿Quién me ayudará?
Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 13 diciembre, 2017
¿Quién me ayudará?
Ahora con esta estructura gubernamental grande y poderosa donde trabajan personas que no pueden ser removidas no importa lo que hagan, ¿qué puede hacer el ciudadano que requiere una solución? Esta es una democracia, ¿pero quién está luchando por los intereses del pueblo?
Siempre creí que “mi diputado,” la persona a quien le di mi voto, me representaba e intervendría para ayudarme. Así funciona la mayoría de las democracias maduras. Pero ahora el Procurador de la Ética Pública anunció que la misión de un diputado “no es ser un portavoz de sus electores, ni del grupo social o político que representa, sino de toda la nación". Según este oficial, ya no es Costa Rica una “República” donde los votantes eligen sus representantes.
¿Están de acuerdo los ciudadanos? ¡Esperemos que no sea así! Cada vez los habitantes se encuentran más a merced de una clase de burócratas que hacen lo que les da la gana y donde nadie les interpela.
La semana pasada la Directora de Migración, Gisela Yockchen, decidió cerrar esa institución por un mes en el periodo del año cuando más ticos viajan. El que pierde su pasaporte y necesita viajar —“salado.” Los extranjeros con necesidad de trámites —igual. ¿Cómo es posible que pueda una funcionaria tomar una decisión de ese tipo? Evidentemente no es “servidora pública.” Si necesito un documento para ir a Disney, ¿puedo hablar con un diputado para que me ayude conseguirlo? No, dice el Procurador.
La Sala IV se ha convertido en un punto de amparo para el ciudadano que requiere ayuda —una cirugía, una resolución, justicia de algún tipo, pero tiene que tener implicaciones constitucionales el problema para que intervenga. Perder el pasaporte no tiene implicaciones constitucionales y tampoco es una necesidad vital.
Es cierto que el Procurador de la Ética se pronunció frente a una situación que forma parte del famoso “cementazo”. Pareciera que por lo menos un “padre de la patria” intervino frente a varias instituciones para ayudar a un amigo que quería lucrar usando recursos estatales. Puede ser que esta acción del legislador no fue correcta, pero si una pareja quiere adoptar un niño huérfano de 11 años de edad, y un diputado ayuda con la institución responsable a aprobar este tipo de acción, ¿es reprensible? ¿Es “tráfico de influencias” o es un legislador cumpliendo con sus funciones ayudando a un par de votantes a obtener la felicidad para un niño necesitado?
Afortunadamente es la Constitución Política la que define las funciones de los diputados y no el Procurador de Ética —¿otro servidor público? Más bien lo que urge es una reforma para que sea más directa la relación de los diputados con sus votantes. El primer paso es quitar las listas partidarias y que cada persona, cuando vote, marque la papeleta sobre un nombre y una foto de un candidato a diputado.
Quisiera tener un representante del cantón donde vivo y que allí tenga oficina donde pueda ir a pedir ayuda. Eso es democracia republicana.
cdenton@cidgallup.com
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