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COLUMNISTAS


¡Reactivación económica nacional! Más fácil decirlo que hacerlo

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 01 marzo, 2019


Hace unos días fue anunciada por los medios serios de comunicación la desmotivadora noticia de que el desempleo, lejos de disminuir, ha venido creciendo. Ya es un 12% de la población activa el que busca afanosamente cómo ganarse la vida sin poder encontrar una plaza en la que pueda trabajar con las destrezas que posee.

Hemos tenido un cambio serio en el paradigma del empleo. Las destrezas solicitadas por los empleadores son cada vez más sofisticadas. Muchos recibieron entrenamiento en otras habilidades a las ahora pedidas. Hemos observado cómo los costarricenses con aquellas requeridas consiguen trabajo con facilidad. Hemos apreciado cómo con las profesiones universitarias inadecuadas los jóvenes graduados no consiguen trabajo. Muchos licenciados conducen taxi luego del arduo esfuerzo de estudiar una carrera universitaria. Un 12% de la fuerza laboral no logra ganarse la vida. La pobreza y la miseria de quien no tiene trabajo ni ingreso son inimaginables. Su desesperación y angustia no pueden medirse tan solo en dinero.

El país ha vivido una transformación formidable desde la época en que Costa Rica era un exportador de cuatro productos. En esa sociedad agrícola la educación para desarrollar labores en el campo, sembrar y recolectar bastaba con la escuela primaria gratuita y obligatoria que desde el siglo XIX había sido instaurada por el liberal don Jesús Jiménez Zamora quien había considerado con razón, que era indispensable preparar a la población de nuestro país alfabetizándola y enseñándole las operaciones matemáticas básicas que le permitieran sacar cuentas.

El café fue el pilar central, el espinazo de nuestro despegue económico inicial. Se había logrado con mucho esfuerzo y fue desde la colonia cuando don Tomás de Acosta, gobernador de Costa Rica, había fortalecido la introducción y siembra de ese producto en el país. En 1820 se encuentra anotada la primera exportación hacia el puerto de El Perico en Panamá en el velero Costa Rica del capitán Gregorio José Ramírez. Así las cosas la preparación, la educación pertinente de la población correspondió a aquella etapa de nuestro desarrollo y a la demanda de destrezas para vivir en aquella sociedad.

En 1956 comenzó a hablarse en el país de la sustitución de importaciones. Era la estrategia proteccionista de Estados Unidos para cerrar los mercados de América Latina a las potencias industriales europeas. Cerrados los mercados de estos países con altos aranceles las fábricas norteamericanas inmediatamente comenzaron a establecer la industria de sustitución de importaciones. Esta etapa requirió nuevas destrezas y claro está los programas de estudio del ciclo de primaria y secundaria comenzaron tímidamente en un principio y de manera más intensa luego a formar a nuestra población en la educación pertinente que el país requería. El INA comenzó a generar la utilísima educación técnica pertinente y los colegios técnicos profesionales también.

Es claro que no se puede reactivar la economía y eliminar el desempleo si las personas carecen de los conocimientos para poder aprovechar los trabajos de nueva generación. Tampoco las empresas vendrán a establecerse en Costa Rica si carecen de mano de obra bien preparada y profesional. Hay una relación mecánica entre disponibilidad y captación de inversión. Los desempleados sin las destrezas pertinentes requieren ser educados y entrenados de nuevo con carácter urgente.

A partir de la entrada de Costa Rica en el Tratado de Libre Comercio con muchos países pero sobre todo con las tres más grandes economías del mundo como son la Unión Europea, Estados Unidos de América y China la economía del país cambió transformándose en una economía industrial y de servicios. Ahora se exportan más de 3.500 productos a casi todo el mundo. Somos una economía industrial sofisticadísima y de punta en el mundo. Nuestra industria en los campos electrónicos y médicos rivaliza con la de cualquier otra potencia mundial.

Nuestra educación ha tratado de adaptarse. Las autoridades han presentado a consideración de la Asamblea Legislativa el maravilloso sistema alemán de aprendizaje llamado el sistema dual. En aquella nación de poderosos sindicatos socialdemócratas no ha habido oposición de los mismos a su funcionamiento. Sería impensable que así fuera, pero en Costa Rica con mentalidad parroquial nuestros sindicatos que solo perciben sus intereses inmediatos la han detenido. Me recuerdan a la oligarquía cafetalera de otra época oponiéndose a las reformas de don Jesús Jiménez Zamora.

La Costa Rica de la carreta de bueyes pintada y del campesino con chonete de palma y alpargatas desapareció hace mucho afortunadamente. Hoy la agricultura en términos del PIB es menor que la industria que manufactura programas de cómputo. El proteccionismo es impracticable en nuestros días sin hacer peligrar nuestra competitividad de país por el aumento de los costos internos.

La educación debe seguir en su pertinencia las necesidades de quienes buscan ganarse la vida, desarrollar el país y alimentar a sus familias. La educación debe perseguir no la mediocridad sino la excelencia absoluta. La educación debe preparar a los costarricenses para integrarse en el primer mundo. Fundamental para la reactivación económica y la disminución del desempleo resulta el entrenar de nuevo a la población desempleada por carencia de destrezas apropiadas. Es fundamental para los costarricenses generar una nueva revolución educativa, como lo hicieran en el pasado los próceres que tomaron las decisiones correctas a tiempo. Para reactivar hay que educar adecuadamente a las generaciones del presente y reentrenar en destrezas, habilidades y conocimientos demandados por el mundo de hoy a los desempleados.


Emilio R. Bruce

Profesor



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