Recuperación sin empleo
Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 19 julio, 2021
Los datos del PIB en el primer trimestre de este año y del IMAE de los últimos meses disponibles nos permiten alentar la esperanza de que se logre en 2021 recuperar los niveles de producción de 2019. Pero las cifras de personas ocupadas en los trimestres terminados en febrero, marzo, y mayo nos hacen ver la dificultad de recuperar los niveles de empleos anteriores a la pandemia, a pesar de que ya eran bajos.
Producción.
En el primer trimestre de este año el PIB tuvo un crecimiento respecto al último trimestre del año 2020 de 1,657% que “si se mantuviera” el resto del año nos daría un crecimiento anual de 6,8%, muy superior al 5% requerido para recuperar el nivel de 2019 luego de una caída de 4,4% en 2020.
Por otra parte, el IMAE de mayo en su serie desestacionalizada muestra un nivel de 106 que significa una inmensa recuperación respecto a su punto más bajo en 2020 que fue de 95. Con este cambio casi alcanza ya al quinto mes de 2021 su nivel de febrero 2020 antes del efecto de la covid-19 cuando fue de 106,8. En la evaluación tendencia ciclo del IMAE, la recuperación también es muy grande pues pasa de un mínimo de 97 a mediados del año pasado a 104,7 en mayo 2021. En este caso el dato previo a la pandemia de febrero 2020 fue de 106,2 que, de mantenerse el crecimiento señalado en la producción por estas estimaciones mensuales, también sería de sobra sobrepasado para fines de este año.
Estos indicadores, que todavía debemos tratar con muchas reservas pues tenemos que cuidarnos de hacer inferencias con pocos datos, indicarían que el crecimiento de la economía sería más alto que el estimado por el BCCR en su revisión de abril, que ya incluso aumentó su anterior previsión.
El crecimiento mayor al previamente estimado de las economías con las cuales tenemos mayores intercambios económicos también alienta la esperanza de obtener un mejor resultado en la producción nacional del previamente estimado. En especial nos favorece el incremento en la producción que está experimentando la economía de los EEUU.
Las cifras de ingreso de pasajeros internacionales por vía aérea en los primeros meses de este año fueron inferiores a las esperadas e indujeron a que el BCCR, en su revisión de abril, bajara su estimado de la recuperación del turismo respecto al enorme golpe que sufrió en 2020. Pero en el segundo trimestre el número de pasajeros ha crecido significativamente respecto al estimado, favoreciendo un mayor crecimiento en muy importantes y golpeados sectores productivos. Pero aún con niveles inferiores a la mitad de los ingresos en meses semejantes de 2019.
El crecimiento ya experimentado hace que de acuerdo con los datos del IMAE de mayo podamos afirmar que ya han recuperado sus niveles de producción precovid-19 los sectores de manufactura, de construcción, de información y comunicaciones, de actividades financieras y seguros, de actividades inmobiliarias y de actividades profesionales, científicas, administrativas.
Es conveniente recordar que, aunque se recupere a finales de este año la producción perdida por su decrecimiento sufrido en 2020, no recuperaríamos el crecimiento que era de esperar se diera ese año sin el coronavirus (el BCCR estimó en enero 2020 el crecimiento del PIB de ese año en 2,5%), y además, como la población ha seguido creciendo en 2020 y en 2021 el PIB per cápita al término de este año aún con ese resultado bastante mejor al inicialmente esperado, sería 2% inferior al de 2019.
Empleo.
Muy diferente es la situación que se da respecto al empleo.
Los datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) de abril nos habían permitido creer que seguía aumentando la población ocupada, a pesar de las nuevas restricciones por el incremento de la pandemia. La pandemia había causado su máximo perjuicio al empleo en julio de 2020 cuando había disminuido en 504.228 el número de trabajadores con empleo, una disminución de casi una cuarta parte respecto a febrero previo a la pandemia. La disminución afectó más gravemente a mujeres que hombres, a personas en la informalidad, y a los grupos con menor edad.
De setiembre 2020 a enero se dio mes a mes una recuperación importante en el número de personas ocupadas, con un aumento mensual promedio de 43.572 nuevos empleos. La recuperación en el último mes del año pasado y el primero de este fue significativa. Pero febrero y marzo nos trajeron malas noticias. En febrero solo se ocuparon 7.860 nuevos puestos y en marzo insignificantes 51. Por eso nos alentó el resultado de abril con la generación de 24.338 empleos. Pero la medición del trimestre terminado en mayo resulta en una disminución de 14.477 empleos, afectando esta caída más a hombres que a mujeres, aunque respecto al período previo a la covid-19 todavía es mayor la proporción de plazas perdidas para mujeres que para hombres.
Como muchos hemos venido señalando, el desempleo generado por la pandemia en Costa Rica es el más alto de América Latina, y el doloroso nivel de ese desempleo que sufrimos es el mayor entre los países de la OCDE.
Es cierto que, como lo vemos con relación a la muy rápida recuperación económica de los EEUU, al final de las recesiones se recupera más aceleradamente la producción que el empleo. Las empresas trabajando con menos personal descubren maneras más eficientes de producir y aumenta la productividad.
En nuestro caso el desfase es mayor por la diferente recuperación de la producción en los dos regímenes de comercio que operan en el país: el definitivo (que comprende el 90% de la producción) y los especiales (zonas francas, perfeccionamiento activo).
En el caso de los regímenes especiales ya desde agosto de 2020 se recuperó el nivel de producción de febrero previo, y para mayo el aumento es de un vertiginoso 19% respecto a ese mes de febrero precovid-19.
En cambio, el régimen definitivo, aunque viene creciendo, todavía no ha alcanzado su nivel de producción anterior a la pandemia. Esto refleja en especial la disminución de oportunidades laborales en las áreas productivas relacionadas con el turismo y con servicios de entretenimiento y restaurantes y algunos sectores comerciales, que sufren aún una muy fuerte disminución de sus actividades y generan una gran cantidad de empleo con relativamente bajas cualificaciones.
En los regímenes especiales el elevado crecimiento de la producción hace que haya una demanda por trabajadores cualificados que no se puede satisfacer con la oferta local por falta de capacitación de los trabajadores. Por lo contrario, en el régimen de comercio definitivo hay muchos trabajadores buscando empleo sin poder conseguirlo. El problema que agrava nuestro doloroso nivel de desempleo es que en los regímenes especiales donde aumentan las ocupaciones, se da empleo directo e indirecto a un poco menos del 9% de la fuerza laboral.
Sin duda es muy beneficioso que estemos creciendo un poco más de lo esperado, pero el grave problema del desempleo seguirá siendo una asignatura pendiente para el año próximo y dificultará superar la pobreza.
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