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COLUMNISTAS


Sobre la defensa del consumidor financiero

Analistas Ecoanálisis raquel@ecoanalisis.org | Miércoles 22 enero, 2020


Costa Rica ha venido en un proceso acelerado de modernización de su sistema financiero, explicado en gran medida por los requerimientos solicitados por OCDE como parte de nuestra incorporación a dicho organismo.

Durante los últimos años la inclusión de los consumidores en el sistema financiero ha llegado a la mayor parte de la población, sin embargo, un incremento de la inclusión no necesariamente va acompañado de un aumento en bienestar. La interconexión de mercados financieros junto con productos complejos, además de, bajos niveles de capital humano y educación financiera pueden llevar a que los usuarios se sobreendeduden y así aumenten su vulnerabilidad financiera ante un evento inesperado como la pérdida de un empleo o la disminución del crecimiento de la economía.

Debido a lo anterior, uno de los elementos pendientes y de gran relevancia para mantener un equilibrio entre los participantes de estos mercados es la adecuada defensa de los consumidores financieros. Esto pues, la gama creciente de servicios y la volatilidad que esto implica para el cliente, hace necesario que estos tengan protección ante prácticas injustas o inequitativas.

Atendiendo esta necesidad, ya existen en la corriente legislativa varias iniciativas, por lo cual es relevante señalar que en su contenido haya claridad, entre otros enfoques, sobre los siguientes aspectos:

a) Seguridad en el manejo de los datos personales, así como control de las diferentes medidas de acoso hacia los clientes,

b) Conformación de los mecanismos de atención de quejas en las entidades, además de los instrumentos externos (Comisión Nacional del Consumidor o el mismo Conassif),

c) Alcance de la supervisión actual, es necesario una mayor coordinación entre superintendencias, y la posibilidad de incluir en la supervisión a entidades que no están sujetas, como por ejemplo la mayoría de casas comerciales,

d) Poder de la supervisión, pues debe haber un balance entre la concesión de mayores facultades para los órganos de supervisión sin que esto abra las puertas para la imposición de esquemas intervencionistas,

e) Promoción de la competencia, el consumidor deberá tener cada vez más facilidades para conocer las opciones, y si es de su agrado, cambiar entre ellas, sin que haya obstáculos y altos costos por su decisión.

La atención de estos puntos es vital para que la supervisión logre ser aplicada con un enfoque basado en la conducta del proveedor, sin que esto implique un dominio de la actividad por parte del regulador, que permita la dinámica de las actividades financieras con los mayores beneficios para los consumidores.

Como se ha notado en el último año, el crecimiento de la actividad financiera se ha desacelerado. A pesar de esto, debe haber un importante grado de optimismo una vez que todas las medidas solicitadas por OCDE entren en funcionamiento, pues la madurez y amplitud del mercado que se puede esperar vendrá a recuperar al sector, lo cual debe complementarse con políticas tanto del gobierno como de los agentes privados que estimulen la confianza de los ciudadanos, principalmente sobre el empleo y la reducción del sobreendeudamiento, para que el impulso, que puede generar un mercado financiero robusto, sea realmente aprovechado por los ciudadanos.



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