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Tenemos que exportar

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 26 septiembre, 2018


Tenemos que exportar

Aunque parezca mentira, todavía hay personas que se oponen al “modelo exportador-pro-comercio” que asumió Costa Rica después del colapso de la economía a principios de la década de 1980. No obstante el gran éxito que este énfasis ha tenido, estos opositores expresan un deseo de “una vida menos orientada al consumo” y un regreso a los “valores de antaño”. Acusan al modelo de fomentar la brecha entre ricos y pobres y de ser dañino para el medio ambiente.

La manifestación máxima de este deseo por un aislamiento vino en 2007 con el referendo sobre el Tratado de Libre Comercio TLC con Estados Unidos y los otros países del Mercado Común Centroamericano. Perdieron los que se opusieron en la votación ese año y por ser referendo donde el pueblo habló, no hay ninguna apelación nacional o internacional.

Pero continúan buscando maneras de variar este énfasis en la venta de productos y servicios al mercado internacional. Promueven cobrar impuestos a las empresas en las zonas francas, apoyan al aumento en los impuestos aduaneros, quieren hacer más difícil entrar al país aunque sea por una visita (el turista daña el medio ambiente, dicen) y otras acciones.

El problema con la lógica de estos opositores de más comercio al exterior es que se olvidan que el país no produce suficiente y variada comida para alimentar a los 5 millones que habitan en el territorio nacional; hasta hay que importar arroz. Y hay muchos artículos más que son indispensables incluyendo el abono, las refacciones para maquinaria crítica para el desarrollo y muchos más. Si no se exporta, no hay para pagar lo importado.

Un componente del argumento de “los grupos del no” es que el país se llena de automóviles y que esto es malo para el medio ambiente. Tienen toda la razón; pero muchos de los que adquieren automóviles lo hacen porque no hay un sistema de transporte público adecuado a las necesidades de la mayoría de la población. Ningún gobierno de este siglo, reconociendo este tema, se ha atrevido a “meterse” con los transportistas. Ahora con la huelga de este mes algunos de los autobuseros anunciaron que iban a suspender el servicio, mientras que otros prestaron sus unidades para el transporte gratuito de los que estaban en paro.

Si el gobierno de Carlos Alvarado hubiera metido mano dura a los transportistas a principio de su periodo constitucional, el panorama de la huelga hubiera sido otro. Está claro que la promesa del tren, hecha en campaña por el primer mandatario, es una que resulta de urgente cumplimiento por el bien de todos.

Según la CIA, el ingreso anual per cápita del país es de $16.900. Cuando se hicieron las reformas económicas entre 1984 y 1988 el ingreso per cápita fue $3.420. Es cierto que el dólar ha perdido capacidad de compra pero ese incremento de $13.480 ha cambiado el panorama del país y fortalecido la clase media; también ha ayudado a reducir la pobreza extrema a menos del 20%.

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