Urge generar empleos formales
Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 09 agosto, 2021
Estos días nos han dado buenas y malas noticias en el frente económico. Estamos creciendo más y los resultados fiscales son mejores, pero, y es un gran pero, el desempleo lejos de disminuir aumenta.
La Revisión del Programa Macroeconómico del BCCR nos alienta aumentando muy significativamente su estimación del crecimiento del PIB para este año, y con un aumento pequeño respecto a su anterior estimación para 2022. Para este año ya no se espera un crecimiento de 2,6% del PIB en 2021 como se estimó a principio de este año, ni al 2,9% como se revisó al alza esa estimación por el BCCR en su Informe de Política Monetaria de abril, sino que se calcula en 3,9%. Las exportaciones especialmente del régimen especial lideran el crecimiento. El impacto de este crecimiento en el ingreso disponible de los costarricenses será menor debido a que el alza en los precios del petróleo y alimentos implicará un deterioro de un 4,7% en los términos de intercambio.
Con los datos del resultado del PIB del recién pasado II trimestre, considera el BCCR que se recuperará al final de este año el nivel de producción de 2019. Hace tres semanas ya era previsible ese resultado y había publicado lo siguiente: “Los datos del PIB en el primer trimestre de este año y del IMAE de los últimos meses disponibles nos permiten alentar la esperanza de que se logre en 2021 recuperar los niveles de producción de 2019.” (www.rodriguez.cr Recuperación Sin empleo)
También nos confirma el BCCR en esta revisión que los resultados fiscales del período en curso serán mejores a los estimados en el programa acordado con el FMI.
El Ministerio de Hacienda en sus informes mensuales de este año nos ha venido negando la posibilidad de sacar conclusiones definitivas sobre la marcha de las finanzas públicas, pues no ha presentado cifras comparables de este año con el anterior. Ahora la autoridad monetaria nos presenta el cálculo de las cifras fiscales de 2020 y 2021 ajustadas para que sean comparables dada la inclusión que por ley se ha dado este año de los Órganos Desconcentrados en el presupuesto del gobierno central y eliminando el efecto en los ingresos de incorporar un quinto trimestre del impuesto sobre la renta. Lástima que no publicara el BCCR la comparación del desglose de los gastos del primer semestre según su clasificación económica y solo informó que las transferencias corrientes tienen una disminución de 15,5%. Habría sido muy valioso contar con información sobre los otros rubros como remuneraciones, compras de bienes y servicios y los componentes del gasto de capital.
Los resultados son muy satisfactorios. En el primer semestre de este año los ingresos crecen un 12,6% respecto a 2020, por los efectos de la Ley de Fortalecimiento de la Hacienda Pública y por el impacto de la recuperación de la economía después del gran retroceso causado por la pandemia. Al mismo tiempo los gastos primarios (sea sin incluir intereses) disminuyen en un 7,1% debido a una restricción mayor a la que determina la regla fiscal. Cómo aún este año y los dos siguientes la relación de la deuda pública respecto al PIB sigue aumentando pues el ajuste al déficit acordado es gradual, y a pesar de que ya este año ha disminuido la tasa de interés de las nuevas colocaciones, la carga por intereses del primer semestre es mayor en 10,9% a la del mismo período del año anterior. Pero a pesar de esto el gasto total disminuye en un 3,5%.
Con esos ingresos y gastos el semestre termina con un superávit primario de 0,2% del PIB y un déficit financiero de 2,2%. Estos resultados significan una mejora del resultado primario de 1,6 y del resultado financiero de 1,5 puntos porcentuales (p.p.) del PIB respecto a igual período de 2020. Para el año completo se estima una mejora de 2,8 y de 2,4 p.p. del PIB respectivamente.
Respecto a empleo las noticias son muy malas.
Con los datos de empleo de mayo, hace tres semanas también comenté: “las cifras de personas ocupadas en los trimestres terminados en febrero, marzo, y mayo nos hacen ver la dificultad de recuperar los niveles de empleos anteriores a la pandemia, a pesar de que ya eran bajos.”
Desdichadamente los datos de le Encuesta Continua de Empleo del II trimestre de este año agravan esos ya pobres resultados.
En mayo pasado disminuyó en 14.477 el número de trabajadores ocupados. Ahora al cabo de junio se da una nueva disminución, pero de más del doble: 32.852 plazas. Desde enero se han perdido 15.080 puestos de trabajo y la tasa de desempleo ha vuelto a crecer. Solo hemos recuperado menos de la mitad de los puestos de trabajo que la covid-19 nos había hecho perder entre febrero y julio del año pasado. Ahora la economía apenas genera un empleo similar al que teníamos hace cinco años.
Esas circunstancias de nuestra coyuntura económica aumentan significativamente el nivel de pobreza como ya lo señaló la Encuesta de Hogares del año pasado.
Por consiguiente, es claro que el tema principal de las políticas económicas y sociales es la generación de empleo, y dado el aumento tan grande que ha tenido la informalidad a partir de 2010, buena parte de ese esfuerzo debe ser para generar empleos formales.
El mayor problema para enfrentar el desempleo tan cruel para personas y familias es que su solución es muy compleja, pues son muchas variables las que las políticas públicas deben afectar para ser exitosas. Para crear al menos los más de 310.000 puestos de trabajo que se necesitarían con la población actual para alcanzar el ya elevado nivel de desempleo de 12,2% del trimestre terminado en febrero de 2020 antes de la pandemia, debemos crecer más aceleradamente y con una mayor participación del régimen definitivo de comercio, y no solo por la aceleración de las zonas francas. Presento una simple enumeración de medidas pertinentes para lograr ese objetivo.
1) Es esencial controlar la pandemia porque si ella se agrava obliga a mayores restricciones al contacto social. Por eso la primera línea de acción es vacunar a la población. De lo contrario las necesarias restricciones sociales impedirán acelerar la generación de empleos. Además, las medidas preventivas deben ser focalizadas geográficamente y por actividades para que tengan el menor impacto negativo económico posible.
2) Deberemos ser inclaudicables en la disminución del déficit fiscal, generación de superávit primario y reducción del peso de la deuda sobre el PIB. De lo contrario las altas tasas de interés y la incertidumbre impedirán la inversión local y extranjera necesaria para la generación adecuada de empleos. Es preciso cambiar la composición de la deuda pública para enfrentar menores tasas de interés, para lo cual se deberá aprobar los prestamos con instituciones internacionales para cambiar deuda cara por deuda barata.
3) La política monetaria deberá continuar garantizando que se cumplan las metas inflacionarias y responder a la difícil circunstancia que se presentará cuando la rápida recuperación de los países desarrollados los lleve a adoptar políticas monetarias y fiscales restrictivas, que implicarán aumento de las tasas de interés internacionales y mayores dificultades para atraer inversión directa extranjera. Será necesario atender simultáneamente a la necesidad de dar estímulos a los sectores productivos más afectados (turismo, construcción, algunos sectores comerciales) y a la estabilidad monetaria.
4) Desdichadamente habrá empresas no viables para el futuro, por lo que los problemas de liquidez y solvencia deberán atenderse solo para las que sean viables a mediano plazo. Ya los tribunales dedicados a la liquidación de empresas no dan abasto, por lo que será necesario fortalecer su capacidad de acción y efectuar las reformas que OCDE ha recomendado.
5) Dado el tiempo que tomará recuperar niveles de ocupación razonables no puede dejarse de atender a las familias pobres más necesitadas. En medio del estrujamiento fiscal que necesariamente se dará para cumplir a rajatabla con la regla fiscal, será necesario abrir espacio para incrementar programas de transferencias a esas familias.
6) Es preciso que aumenten la competencia, la innovación, la productividad y el acceso a buenos mercados de las empresas que generan empleo para mujeres, trabajadores con pocas cualificaciones y jóvenes. Esto llama a mayor apertura comercial hacía mercados que demandan este tipo de bienes, como los de la Alianza del Pacífico. Ser inflexibles en la lucha contra monopolios, carteles y regulaciones proteccionistas de empresas públicas y privadas, especialmente los que inciden en el costo de los bienes de consumo masivo que afectan principalmente a las familias de escasos recursos. Realizar sin contemplaciones las reformas necesarias para bajar los costos de la energía eléctrica. Revisar de verdad las regulaciones existentes para eliminar las que causen costos injustificados y aumentar la productividad de los servicios públicos. Es inaceptable el lugar tan bajo que ostentamos en las evaluaciones del Foro Económico Mundial respecto a tramitología y tiempo para permisos gubernamentales.
7) Es necesario mejorar la empleabilidad de los desempleados. Esto requiere que se aplique con celeridad y eficiencia la reforma al INA para intensificar la capacitación laboral en los sectores que generan empleo. Demanda hacer más atractivos los colegios técnicos (por ejemplo, como lo recomienda la OCDE, bajar a 5 años su curso lectivo con un año adicional para quienes deseen seguir carreras universitarias) y extender su cobertura. También acelerar la utilización de la enseñanza dual. No se puede posponer la profunda reforma en la selección, apoyo inicial y evaluación correctiva de los docentes para poder crear habilidades en los estudiantes.
8) Frente a la informalidad urge la aprobación de la condonación de las deudas del pasado con la seguridad social de los actores informales, así como establecer reglas de entrada a la formalidad bajas y graduales en su aumento y eliminar las trabas y dificultades para formalizarse.
9) Finalmente se deben efectuar todas estas acciones sin dejar de lado que el desarrollo no solo debe ser eficiente, justo y participativo, sino también sostenible. Nuestro país está comprometido con un plan de descarbonización que los estudios han demostrado es rentable, pero que requiere dientes para que de inmediato empiece a dar efectos y a generar los nuevos puestos de trabajo de una economía verde y circular. Esto además de los cambios en la oferta y los precios de la electricidad, requiere el plan de sectorización del transporte público y su electrificación, todo integrado en una moderna planificación urbana que demanda el tren eléctrico.
La tarea es mayúscula. Vencer en las elecciones no llevará a los ganadores a un lecho de rosas. Urge que se generen empleos para poder disminuir la pobreza. Y si no queremos que la convulsión social y la justificada ira del pueblo pueda enturbiar nuestra paz social, es mejor que los próximos gobernantes lleguen bien preparados y sin engañar al electorado con falsas promesas de soluciones fáciles e instantáneas.
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