Re-valoremos los espacios públicos post-pandemia: Karen Nagel y Carolina Pizarro
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 25 marzo, 2021 10:30 a. m.
Karin Nagel
Carolina Pizarro
Arquitectas
La pandemia ha reforzado la valoración de los espacios abiertos y ventilados, así como la importancia de la actividad física y de la vida saludable.
Dentro de este contexto, la pandemia pone en evidencia la necesidad de que los espacios públicos sean bien pensados en nuestras zonas urbanas.
El confinamiento ha traído un gran cambio que nos hace reflexionar la manera de cómo diseñamos los espacios donde vivimos, donde trabajamos e interactuamos, incluyendo los espacios urbanos; se ha remarcado que las zonas verdes públicas en nuestras ciudades no son suficientes, ni accesibles para la gran mayoría de los habitantes.
Esta carencia afecta la salud y la calidad de vida de los ciudadanos, particularmente a las zonas menos privilegiadas, donde la densidad es mucha, así como grande la necesidad de áreas de esparcimiento al aire libre.
La experiencia vivida durante esta pandemia debiera servirnos para repensar el futuro de los espacios públicos dedicados al esparcimiento de los habitantes, espacios que son parte del diario vivir de los adultos, de las familias, de los adultos mayores, de los niños, las niñas y los adolescentes.
A pesar de vivir en un país donde el clima y la vegetación son tan benévolas y abundantes, nuestros espacios urbanos carecen de áreas verdes apropiadas, las zonas urbanas dedicadas a la convivencia e interacción social, al juego, a la actividad física, en general carecen de infraestructura verde y más aún del equipamiento urbano adecuado.
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Las municipalidades debieran dentro de sus programas repensar de forma primordial el manejo de las áreas comunes y espacios verdes de su cantón.
En un estudio realizado por Global Cities en junio del 2020 de la Universidad de Sao Paulo, Brasil donde se indica que el 86% de las personas encuestadas acerca de los espacios públicos opinaban que querían poder pasar más tiempo en espacios verdes, parques y plazas, se identificó un deseo constante de los encuestados de mejorar la calidad de vida a través de espacios públicos.
Los parques urbanos son la mejor alternativa para crear los espacios verdes, accesibles, donde los habitantes puedan fácilmente caminar a ellos, espacios que son parte integral de los barrios, que para los vecinos debieran ser un punto focal de interacción y puntos de encuentro en espacios abiertos y verdes, sin la necesidad de utilizar el transporte público.
La Plaza urbana, punto de encuentro a distancias caminables de los hogares, lugares de trabajo y de estudio. Debido a la pandemia es importante pensar cada vez más en la escala del barrio y valorar la movilidad peatonal.
Se deben considerar pequeñas áreas verdes y plazas urbanas que sean accesibles a pie o en bicicleta, que se conviertan en la sanidad tanto mental como física de los usuarios, priorizar más la escala del peatón que la del automóvil.
En nuestros barrios actualmente existen terrenos designados para parques y plazas, la legislación indica un porcentaje de áreas que deben dedicarse a este uso específico, porcentaje que debiera ser incrementado proporcionalmente a la densidad de la población.
El problema es que la mayoría de estas zonas están mal diseñadas o poco pensadas y no están integradas a la textura urbana, ni funcional, ni espacialmente; por ejemplo la plaza o parque no se ubica a una distancia caminable, no son partes de una ruta urbana, no están integrados a un sistema de aceras, rampas, franjas guías, que la hacen accesible, casi todas estas áreas se encuentran cercadas, encerradas en sí mismas en lugar de proyectarse a la trama de la ciudad, entendemos que este cierre se debe a un tema de seguridad, pero esto no se logra cercando los espacios públicos se logra usándolos.
Además estas zonas generalmente tienen un faltante de vegetación, iluminación, infraestructura, equipamiento urbano y áreas apropiadas para el juego.
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Por otro lado, están geográficamente mal distribuidos, hay zonas con varias plazas o parques y luego grandes extensiones urbanas sin ellas y tampoco existe un enlace o un segmento de unión o recorrido que los interconecte, la ciudad también es sus recorridos.
Para que un parque sea exitoso, no es suficiente con que exista, tiene que tener sentido para la población que se ubica alrededor de él, debe permitir diferentes propósitos y relacionarse con las actividades que se dan en la zona, lo que se ha denominado en Paris, Francia “ la ciudad de los 15 minutos”, concepto que defiende su alcaldesa donde todos los servicios deberán estar en ese rango de uso, cerca, generando micro centros urbanos lo cual se ve como concepto del futuro en las ciudades, retornando el sentido del barrio, donde los habitantes puedan caminar y/o utilizar la bicicleta para acceder a la mayoría de las necesidades y servicios, devolverle la calle y la ciudad al peatón, una calle accesible, verde, con los equipamientos apropiados y también con una mirada de género.
Un parque en una zona residencial, debe ser diferente a un parque cercano a una universidad o a uno ubicado cerca de zonas de oficinas por ejemplo y adquiere mayor sentido si se co-crea con los mismos usuarios de forma participativa, este diseño debe proveer un futuro inclusivo y sostenible para la sociedad, podemos ver en el mundo diferentes ejemplos de esto que funcionan muy bien, como la Plaza Tapis Rouge en Puerto Príncipe o la Sweer Water en Chicago, espacios públicos que han venido a regenerar las comunidades aledañas y a crear vida urbana permanente, haciendo de ellos una verdadera inversión en el desarrollo e identidad cultural, generando espacios vivos.
Los gobiernos locales deben visualizar los espacios públicos, parques, plazas y áreas verdes como parte de una propuesta de sostenibilidad tanto a nivel de diseño, implementación como de mantenimiento, deben proveer espacios seguros y saludables para los ciudadanos y promover la vida urbana, generando una cultura urbana, una cultura ciudadana.
Estos espacios deben articularse entre sí, interconectarse para que sean parte de un sistema urbano, de esta manera apoyar el “hacer ciudad”, promoviendo el caminar y las diversas actividades, conectar con aceras, pasos peatonales, bordes de ríos, ciclovías, rutas escolares, parques lineales, peatonizando ciertas calles, etc., ya algunos esfuerzos en este tema se van notando en nuestro país, pero falta mucha voluntad de los tomadores de decisión al respecto aún.
Las áreas de juego son parte integral de estas zonas verdes, muchas veces se convierten en el corazón de las mismas, atrayendo a los niños y a las familias, son un punto de encuentro de los barrios.
El juego es fundamental para el desarrollo psicomotor y la socialización de los niños, y la ciudad debe facilitarlo.
Durante la pandemia estas áreas fueron cerradas, la falta de gestión y la tipología de los equipamientos instalados, juegos plásticos y con gran superficie de contacto, hacen que las áreas de juego se hayan diagnosticado como “focos de contagio”.
Estas zonas deben ser repensadas e incluir equipamiento de fácil mantenimiento y limpieza con materiales eco-amigables y sépticos, equipos más creativos e innovadores que despierten la curiosidad , el asombro, la emoción , la sorpresa, la diversión y promuevan el juego, la inclusión, con elementos de pocas superficies de contacto, los mismos niños al ser consultados en este tema indican que “siempre se ponen los mismos juegos en todos los parques, solo les cambian el color”, creemos importante considerar el parecer de los usuarios directamente involucrados y no siempre verlo desde nuestra visión adulto-céntrica.
Estas zonas orientadas a la niñez también integran a las diferentes generaciones, por lo tanto ofrecer equipamiento adecuado es imperante por ejemplo para sentarse, pensar en el cuidador, acompañante, que es lo que nos indican los niños cuando opinan: que“ los parques debe tener asientos para que los abuelos nos puedan acompañar y conozcan a otros abuelos amigos”, o cuando dicen,“ los parques deben estar llenos de sombrillas para que la lluvia o el sol no nos quite la diversión”, hermosa manera de pedirnos techos en los parques y hasta elementos para que los más grandes también puedan entretenerse, espacios para las mamás y/o acompañantes, para que puedan conversar, ejercitarse y dar de mamar, estos espacios deben ser funcionales y seguros, deben humanizarse, la ciudad debe ser para la gente.
En conclusión, la comunidad es la experta, la participación ciudadana es primordial para el diseño apropiado de los espacios de uso público, estos deben ser multifuncionales, inclusivos, fomentar la interacción social, promoviendo un ambiente sano, seguro y sin violencia. Se debe tener muy presente la importancia de crear “un lugar” no “un diseño”, crear espacios vitales, con equipamientos que hagan sentir a los usuarios bienvenidos y confortables.
Tener una visión para estos espacios provoquen orgullo a la gente que los usa, vive y trabaja en la zona, apropiándose del mismo y por ende cuidándolo, al final como bien dicen los niños “La ciudad es la gran casa de todos”.
Por último, para poder concretar muchas de estas ideas es importante buscar “socios aliados”, para desarrollar estos proyectos, instituciones públicas y/o empresas privadas que se identifiquen con estos parques y plazas, encontrando un compromiso no solo para su creación y la responsabilidad social, sino también para su mantenimiento.